Las dos guerras USA de limpieza étnica ¿son nuestra civilización? - por Erasmo Quintana
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Las dos guerras USA de limpieza étnica ¿son nuestra civilización?
Erasmo Quintana *
El bestial derramamiento de sangre inocente en Ucrania y Gaza no tiene justificación humana posible, y civilización es el desenvolvimiento alcanzado en la continua evolución de los seres humanos. Desde los tiempos de la Prehistoria y Edad Antigua, es decir, durante todos los tiempos, se ha visto la bestialidad criminal de los hombres. El humano es un verdugo para su semejante, incapaz de vivir sin el crimen, que son las guerras. Según el filósofo Inmanuel Kant, “El estado natural de los hombres no es de paz, sino de guerra; cuando no de guerra abierta, de guerra que puede estallar en cualquier momento.” Otro tema que es característico también del humano es que en las organizaciones sociales, del tipo que sean, los entorchados siempre se los llevan y ponen aquellos que se benefician del trabajo de otros.
La barbarie que está ante nuestros ojos, esa destrucción del pueblo palestino por el poderoso ejército de Israel, la fiereza deshumanizada que emplea asesinando a niños inocentes, fenómeno xenófobo y racista de una raza, la judía, que vivió en propias carnes la persecución y muerte en hornos crematorios, cuando el funesto Holocausto en tierras alemanas, un bárbaro Benjamín Netanyahu hace sobre los palestinos idéntico acto criminal como los nazis hicieron al sionismo. A este animal humano le han puesto el bigote de Hitler, lo que le cae como anillo al dedo: es tan criminal genocida como el loco alemán.
Ambos son la misma cosa: horrendos criminales en serie de guerra. Mientras tanto, el mundo dividido en dos; países que ven la masacre sangrienta sobre Palestina como algo natural y hasta necesario, y países que no comprenden tanta salvajada sobre un pueblo perseguido desde que el apátrida israelita logró un espacio físico al que podía denominar “mi patria”; y fue a partir de ese momento, que han ido arrinconando a los habitantes árabes por los colonos judíos, los cuales poco a poco les han arrebatado sus tierras. Ahora mismo, queda una pequeña porción de Gaza completamente hacinada por los pocos palestinos que quedan después del descomunal genocidio efectuado por el todopoderoso ejército israelí. Con la excusa de eliminar a un miembro de Hamás, terrorista para Netanyahu, hace una horrenda masacre sobre la población civil palestina. El modus operandi es bombardear refugios, hospitales, colegios, mercados iglesias, allí donde se concentra mayor número de seres humanos. Esta brutalidad impune hay que exigir que finalice, pues son días que muestran nuestra inhumana y cobarde complicidad. Sin embargo, quede claro que nunca con nuestro consentimiento.
También tenemos la barbarie más cerca, la de Ucrania, esa otra cruenta guerra patrocinada por los todopoderosos EE.UU. Tanto la contienda en Palestina como esta de Ucrania son dos suculentos negocios USA, donde la fabricación de armamento de guerra es su principal industria y consiguiente opíparo negocio nacional. La ecuación es simple, si no hay conflictos y guerras en el mundo, no hay ganancia; cuantas más contiendas haya en cualquier parte del mundo, más riqueza para los “gendarmes de la civilización occidental.” En el siglo XXI, el hombre todavía no ha salido de las cavernas, continúa siendo un salvaje troglodita. De igual manera, los españoles nunca hemos sido de nosotros mismos, más bien de los demás, y tan pronto al afrancesamiento, como a la germanización. La nación española fue invadida militarmente por Napoleón (y además vendida a éste por el Borbón Carlos IV), en vez de rechazar al invasor de inmediato, se unió de buena gana con él.
De ahí nuestra inclinación por el afrancesamiento, la germanización, y la usanización (que se inició con la tan celebrada llegada de Ike Eisenhower a la España franquista en 1959 y culminó en los años 80 con la entrada en la OTAN).
Por ello, requerimos aquel Regeneracionismo ansiado por Costa, que significa dar un nuevo ser a algo que degeneró en la patria. La decadencia de España tuvo su mayor punto neurálgico en el s. XVII, cuando fue objeto de repartición por parte de Francia y el rey Sol, Luis XIV, que culminó en un Segundo Tratado de Partición a consecuencia del fallecimiento del heredero del trono español, José Fernando de Baviera, que truncó la sucesión de Carlos II. La inestabilidad económica aparecida ocasionó revueltas populares madrileñas (El Motín de los Gatos) a mediados de dicho siglo.
¿Consecuencias? La intelectualidad en España nace afrancesada. Si éramos cultos es que somos afrancesados y cultivadores de la hispanofobia. Y el vulgo, convencido de que “mal por mal, mejor taberna que hospital.” En conclusión, todas las guerras, del signo que ellas sean, menoscaban la condición humana y la dejan a la misma altura de las fieras de un zoológico. También es reflejo del fracaso del idealismo, cosa suficiente y no excesiva, que significa Prudencia y Sabiduría práctica del hombre. Para el mayor número de nuestros semejantes, es siempre preferible tener una compañía con la que compartir todo lo bueno, así como lo malo que es posible gozar o padecer en el transcurso del vivir cotidiano, y si es con alguien a quien amamos sentimentalmente, mil veces más placentero.
Erasmo Quintana
Editado por Chema Tante