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jueves, 19 de septiembre de 2024 00:00h.

Que la vergüenza cambie de bando. - por Juan G. Luján

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Que la vergüenza cambie de bando

Juan G. Luján

SOMOS NADIE

 

 

 

Los monstruos con apariencia humana superan en su crueldad a los que se les ve venir, como serían Frankinstein o el hombre lobo.

No sé si conocer el caso de  Dominique Pelicot, un monstruo con apariencia de  hombre que entre los años 2011 y 2020 organizó la violación de su mujer, a la que ponía droga en las comidas y bebidas previamente y luego contactaba con hombre en páginas de contacto para ofrecer el cuerpo de su mujer para que la violaran.

En total más de 70 hombres agredieron sexualmente a Gisele, aunque por ahora se ha localizado a 51.  El monstruo Pelicot fue descubierto de forma casual cuando en un supermercado se dedicaba a grabar con su teléfono la ropa interior de mujeres que estaban comprando. Fue descubierto, y cuando la policía requisó su teléfono y su ordenador en casa, encontró el material audiovisual de la barbarie: más de 20.000 fotografías y videos donde se veía a Gisele siendo violada en su casa.

Durante esos 10 años de violaciones, que Gisele definió como “barbarie”, la mujer sufrió enfermedades venéreas, caída de pelos, problemas mentales.

 Sus hijos pensaban que tenía principio de Alzhéimer. Entre el material incautado hay fotografías de la hija de Dominique y Gisele desnuda en la cama, también con apariencia de estar drogada, por eso también se Investiga si el monstruo también violó a su hija y a su nuera.

Las crónicas periodísticas cuentan como los primeros días del juicio Gisele llegó con aparente serenidad, de la mano de sus tres hijos que la arropaban, Incluso habló a los medios para decir que había pedido que fuera una comparecencia pública, porque quería que al menos lo que le paso le pueda servir a otras víctimas para animarlas a denunciar ya que con la legislación francesa la víctima podía haber pedido un juicio a puerta cerrada, para proteger su intimidad, pero ella dijo que quería que fuera público, que accedieran los medios, porque la vergüenza debería de cambiar de bando, porque la vergüenza deben pasarla los verdugos, los violadores, y no las víctimas. Una reflexión, la de Guiselet, que no solo comparto, sino que me parece una gran lección de vida.

Reconozco que casos como este me ocasionan más preguntas que respuestas. ¿Qué puede hacer una sociedad para que no se creen monstruos? ¿Cómo detectarlos?

¿Cómo frenarlos?¿Como reeducarlos? Porque hay monstruos y están entre nosotros, todos los días aparece algún tipo en el banquillo en los juzgados de Canarias que abusó sexualmente o agredió a su sobrino, a su nieta, al hijo de su novia, a su vecina. Sabemos que vivimos en un sistema patriarcal, donde nos educaron diciendo que el hombre es fuerte, es superior, el hombre manda y la mujer obedece. Pero ya eso ha cambiado, ya hay otra educación y otras campañas y  hace unos días en Valencia un pibe de 15 años violó a una mujer de 18. El pibe estaba de vacaciones con sus padres, y se le descubrió porque la víctima  recordaba que tenía una pulsera de un hotel de todo incluido  (una familia ‘normal’). Luego los monstruos, cuando los pillas, como en el caso de Dominique, pasan de dominadores a cobardes, porque el juicio se ha estado suspendiendo porque ahora dice el monstruo francés que tiene problemas de salud.

 Comencé hablando sobre todo del monstruo, porque creo que habitualmente se muestra más a las víctimas. Pero reconozco que en este caso las víctimas del monstruo,  su mujer y sus hijos, que lo veían “como un padre y un marido ejemplar”, nos han dado una lección de vida al dar la cara y decir que la vergüenza cambie de bando.

Los casos de agresiones sexuales y violaciones deberían llevarnos a preguntarnos: qué estamos haciendo como sociedad para evitarlo:

 ¿ qué hacemos en nuestras casas, en los colegios, en los institutos, en los medios de comunicación? ¿El sexo es una mercancía más?

¿Se explica a nuestros jóvenes en clase que la pornografía y el sexo son dos cosas diferentes?¿Se combaten los micromachismos  o los asumimos como unas bromas más?¿Se sienten protegidas las víctimas de las agresiones sexuales cuando denuncian?  La verdad es que creo que mientras el sexo se vea como una mercancía más y los niños y niñas accedan a la pornografía violenta  de forma más fácil que a un libro o una clase de educación afectivo sexual, seguiremos regando la selva donde se alimentan los monstruos.

@juanglujan

Este texto se emitió en La Ventana de Canarias, cadena SER el jueves 12 de septiembre

JUAN GARCÍA LUJÁN por Erik G.J. 
* Gracias a Juan G. Luján y a la colaboración de Antonio Aguado.
Publicado originalmente en SOMOS NADIE, web del autor
JUAN GARCÍA LUJÁN por Erik G.J.  * Gracias a Juan G. Luján. Publicado originalmente en SOMOS NADIE, web del autor

 

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