Las guerras interminables de nuestra vergüenza - por Erasmo Quintana
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Algunos anteriores de Erasmo:
Las guerras interminables de nuestra vergüenza
Erasmo Quintana *
Si hay algo que tenga en su naturaleza la condición de voluble y cambiante, eso es la política. Lo que en un momento determinado es poco menos que un dogma, mañana es algo falsario, sin ningún tipo de valor. Conviniendo por lo dicho que los gestos y contundentes afirmaciones en el terreno de la política se hacen con el acomodo de la oportunidad, a la justa medida que exigen las circunstancias convencionales. Todo lo que hacen y dicen los responsables de los partidos políticos llevan el marchamo de la conveniencia y el don de la oportunidad que siempre acompaña.
Lo vemos en las terribles guerras de Ucrania y Gaza. Nos centraremos en la de Israel contra Palestina; raza la judía que cree como una religión que aquellas tierras son suyas, sin que ningún tratado internacional lo respalde, ni pruebas arqueológicas y científicas den carta de naturaleza: les basta que “lo dice nuestra religión”. Moisés, encarapetado en el Monte Sinaí, dicen que dijo recibir órdenes de Jahvé, mostrando supuestas escrituras sagradas que Sión, aquella tierra prometida les pertenecía, que era propiedad de los judíos, fundamentalmente como creencia religiosa. Así podemos entender hoy algo los actos criminales de una guerra que, valiéndose de la acción de un acto terrorista de Hamás atacando al pueblo judío, lo utiliza convenientemente para la limpieza étnica sobre la raza árabe palestina, sueño histórico del sionismo.
En las guerras de la antigüedad, quienes morían era la soldadesca; en las guerras modernas quienes mueren son la sociedad civil: niños, ancianos, madres y padres, es decir, la ciudadanía, todo en presencia del mundo entero, con unos como EE UU, y las culpables de todo Gran Bretaña y Francia, que justifican esos bárbaros asesinatos en la Franja de Gaza y ahora en Rafah. Judea fue un pueblo históricamente antipático, que nunca cayó bien, pues las monarquías católicas, la española, francesa, escocesa, inglesa y la rusa, lo acosaban y expulsaban de todas partes, convirtiendo al judío en un pueblo apátrida. Muchos miles de sionistas huyeron de Europa y se instalaron en Palestina, que entonces pertenecía al Imperio Otomano. Aquellos judíos que llegaban en oleadas compraban tierras a los turcos. Para este pueblo que recalaba, aquella era la tierra prometida por su dios y su religión, inventada con varios siglos de existencia.
Con la llegada de tantos judíos a lo largo de los años, los árabes de Palestina veían cómo les arrebataban sus tierras de labradío, y así empezó el arrinconamiento, hasta hoy, que los colonos judíos continúan la expropiación de tierras que pertenecen a los palestinos, sin que nadie lo evite (ese “nadie” es de todas las derechas y extremaderechas, entre las que se encuentra las españolas). Lo que no todo el mundo sabe es que británicos y franceses fueron los principales culpables, con el apoyo decidido internacional, del estropicio político y humano en aquellas latitudes. La ONU, finalizada la Segunda Guerra Mundial, las principales naciones, mascullando sus malas conciencias por no haber evitado el Holocausto judío, fue lo que las empujó a la partición de Palestina en dos Estados, uno árabe y el otro judío (sí reconocido a Israel y no a los palestinos); esta injusticia es la que quiere enmendar el Gobierno español con la rabiosa oposición del PP y Vox.
Este inhumano atropello de las grandes potencias fue causa de plantarse la simiente del desastre y sinsentido que actualmente se padece en la zona: Matanza horrorosa a personas (como tú y como yo, estimado amigo), a sangre fría, sin que les quede a los asesinos un mínimo de mala conciencia; canallesco derramamiento de sangre inocente en familias enteras indefensas, pues los drones explosivos del dios de Israel se dirigen a las escuelas, los hospitales, los mercados, las viviendas, donde segan las vidas irrepetibles de seres humanos. Gaza y ahora Rafah están convertidas en un apocalíptico infierno lleno de carencias de todo tipo, sufrimiento y desesperación. Médicos sin Fronteras es la única organización humana, que conozcamos, que ha pedido se detenga ya tanta masacre y horror.
En la jornada de reflexión para las votaciones al Parlamento Europeo, 9-J las derechas meapilas españolas quieren hacer una concentración en la calle de Ferraz madrileña, frente a la sede del PSOE, para rezar el Santo Rosario. Tenemos redivivo -no se ha ido todavía-, el padre Peyton, ¿se acuerdan? ¡Qué vergüenza de país el nuestro! Parece que estemos viviendo la época ¡gloriosa! del franquismo. Los que tuvimos en mala hora que vivir la onerosa dictadura franquista, en la que se enseñoreaban las órdenes religiosas y la obligación de ir a misa todos los domingos (el maestro de escuela los lunes pasaba lista para saber quién fue y quién no a misa), llenadas nuestras vidas de simpleza, sin libertad para afirmarnos públicamente de nuestros más singulares y acendrados pensamientos, éstos que quieren ir en el periodo de reflexión a rezar en colectividad (para ahuyentar a Lucifer, por lo visto). El TSJM (los jueces perennes del PP), es quien lo ha autorizado. Si en sus manos estuviera, hacían que también nosotros tuviéramos la obligación de acompañarlos para por lo menos pronunciar el amén. Señores: qué pueblo tenemos…
* Gracias a Erasmo Quintana
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