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sábado, 07 de septiembre de 2024 22:53h.

Libertad y democracia, sin duda, son los términos más prostituidos por la burguesía. Los fascistas de hoy se denominan liberales/libertarios y demócratas - PCOE

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Libertad y democracia, sin duda, son los términos más prostituidos por la burguesía. Los fascistas de hoy se denominan liberales/libertarios y demócratas - PCOE PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

 

El pasado día 30 de junio, un “liberal” como Juan Ramón Rallo, enumeraba sus referencias:

 

 

Ya en el año 2019, nuestro partido dio buena cuenta de que los que se declaran seguidores de la Escuela Austríaca de Economía – y se autodenominan “liberales”, “libertarios” o “minarquistas” – no son más que ideólogos del fascismo, como se puede apreciar en Algunas notas sobre libertad, Estado y liberales | Análisis (pcoe.net)

Juan Ramón Rallo que, al igual que su “profesor” Huerta de Soto y demás mugre capitalista, aplaudieron a rabiar a Milei cuando dicho reaccionario visitó el Estado español y lo galardonaron, el pasado día 30 de junio enumeró a alguna de sus referencias, entre las que se encuentra, entre otra basura, Murray Rothbard, que también es referente para Milei, como seguidores de la llamada escuela austriaca de economía.

Murray Rothbard fue un economista de extrema derecha, al igual que lo son Rallo, Huerta de Soto o Milei. Veamos lo que dice la referencia de estos personajes que pretenden pasar como intelectuales cuando son seres totalmente deshumanizados y enfermos. Dice Rothbard en “La ética de la libertad” (Unión Editorial, 1995, Madrid) lo siguiente:

(…) no es lícito interpretar el término ‘derecho a la vida’ en el sentido de que alguien tenga derecho a exigir a otras acciones que sustenten su vida. En nuestra terminología, semejante exigencia sería una intolerable violación del derecho de otra persona a la posesión de sí” (pág. 149). ¿Qué futuro les depara con personajes como Rothbard y sus seguidores de la llamada escuela austriaca de economía a las personas que tienen discapacidad intelectual grave o profunda? ¿Y a los enfermos de enfermedades neurodegenerativas que coartan la libertad de movimientos de dichas personas? ¿Y los niños menores? Para los liberales, libertarios o libertarados, o lo que en realidad son, para estos reaccionarios, todas estas personas, en la práctica, no tendrían derecho a la vida pues, como decía Rothbard, “no es lícito interpretar el término ‘derecho a la vida’ en el sentido de que alguien tenga derecho a exigir a otras acciones que sustenten su vida”. Y es que, para los libertarios o liberales todo queda subordinado a la propiedad individual y al individualismo, empezando por el derecho a la vida de los seres humanos, evidenciando que no comprenden la esencia humana, que es que el ser humano es zoon politikon, ser sociable por naturaleza y, consecuentemente, la vida humana es inviable sin la sociedad de la que el sujeto es producto.

Prosigue Rothbard, referente de Rallo y Milei, señalando lo siguiente “Aplicando nuestra teoría a las relaciones entre padres e hijos, lo hasta ahora dicho significa que un padre o una madre no tienen derecho a agredir a sus hijos, pero también que no deberían tener la obligación legal de alimentarlos, vestirlos y educarlos, ya que tales exigencias serían coactivas y privarían a los padres de sus derechos. Por otro lado, estos padres no pueden asesinar o mutilar a sus hijos, y la ley castiga, con toda razón, a quienes lo hacen. Pero a los padres les asistiría el derecho legal a no tener que alimentar al niño, esto es, a dejarle morir. En términos estrictos, la ley no puede forzar a un padre a alimentar al hijo para que pueda vivir (…) Esta norma nos permite resolver algunas cuestiones espinosas, entre otras si les asiste a los padres el derecho a dejar morir (por ejemplo, no dándole alimentos) a un hijo deforme. La respuesta es, por supuesto, afirmativa, en virtud de un a fortiori derivado del derecho, mucho más general, de permitir que muera cualquier niño, deforme o no (No obstante, como veremos más adelante, en una sociedad libertaria esta “negligencia” se vería reducida al mínimo gracias a la existencia de un mercado libre de niños)” (página 150). Es evidente que, detrás de un liberal, libertario, libertarado ,nos encontramos en un fascista de cajón. Esta gentuza, con un individualismo patológico, justifican de facto la eugenesia en virtud de su subjetivismo y de su individualidad, a diferencia de los nazis que decían hacerlo en aras a la preservación de la sangre aria, alemana, evidenciándose que ambos son exactamente iguales en la esencia, tanto liberales, libertarios, libertarados como fascistas y es que, realmente, son lo mismo, la ideología burguesa inherente al periodo del capitalismo en putrefacción.

Según Rothbard, y la basura del pensamiento burgués de la Escuela Austríaca, de la extrema derecha, donde se niega la propia naturaleza dentro de la inmensa mayoría de los animales, y también del ser humano negando estos reaccionarios, incluso, a la propia ciencia, a la pediatría, “la existencia de un mercado libre de niños” es la solución.

Si un padre puede tener la propiedad de su hijo (…), puede transferirla a terceros. Puede dar al niño en adopción, o puede vender sus derechos sobre él en virtud de un contrato voluntario. En suma, tenemos que enfrentarnos al hecho de que en una sociedad absolutamente libre puede haber un floreciente mercado libre de niños. (…) Debemos empezar por reconocer que existe ya de hecho este mercado infantil, sólo que, dado que los gobiernos prohíben vender a los niños por un determinado precio, los padres se ven ahora obligados a entregarlos a centros de adopción de niños libres de cargas. Y esto significa que el mercado de niños existe, sólo que el gobierno ejerce un control máximo de los precios hasta reducirlos a cero y que restringe, además, las operaciones mercantiles a unas pocas agencias privilegiadas y, por tanto, monopolistas. El resultado ha sido un mercado típico, en el que al rebajar el gobierno los precios del artículo muy por debajo de los del mercado libre, se produce una gran “escasez” de bienes. La demanda de bebés y niños es de ordinario muy superior a la oferta. Asistimos diariamente al espectáculo de la tragedia de personas adultas a quienes agencias de adopción tiránicas y fisgonas les niegan el gozo de poder adoptar un hijo.  (…) Si se permitiera el mercado libre de niños se eliminaría este desequilibrio y se llevaría a cabo una transferencia de bebés y de niños desde padres que no los quieren o no los cuidan a padres que desean ardientemente tenerlos. Todos los implicados: los padres biológicos, los niños y los padres adoptivos que los compran saldrían ganando en este tipo de sociedad. (…) Los padres deberían poder vender los derechos de fideicomiso sobre sus hijos a quien quisiera comprarlos por un precio previamente convenido (…) También los derechos de los niños han sido sistemáticamente invadidos por el Estado, y en mayor medida aún que los de los padres. La normativa de la asistencia obligatoria a la escuela (…) fuerza a los niños a acudir a los colegios públicos o a las escuelas privadas oficialmente aprobadas por el Estado. Las leyes – supuestamente humanitarias – sobre el trabajo infantil han impedido por sistema, y con el empleo de la fuerza, la entrada de los niños en el mercado laboral” (págs.  154 – 159)

Como puede comprobarse, para los liberales, libertarios, libertarados, en definitiva, ultraderechistas que abrazan a la escuela austriaca de economía los niños no pasan de ser una mera mercancía que se transfiere, se compra y se vende. Y por ello, para Rothbard, y aquellos para los que este fascista es una referencia, es una aberración que los niños asistan obligatoriamente a las escuelas en lugar de poder ser explotados por los empresarios. Es indecente comprobar cómo los liberales justifican el tráfico de niños, o mercado infantil, apelando a la propiedad de los padres sobre sus hijos (al no poder estos ser dueños de sí mismos por ser “potenciales adultos”) y oponerse al derecho a la educación de los niños porque éste obstaculiza la explotación infantil – mercado de trabajo infantil – resultando que, para poder ser devorado por los empresarios, los niños sí son dueños de ellos mismos para vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, para ser explotados.

Ese, en realidad, es el rostro de la burguesía. En el Estado español, según las Asociaciones de Víctimas desde 1936 a 1996 fueron robados en torno a 300.000 hijos de familias obreras por fascistas y la Iglesia Católica que fueron entregados a familias fascistas y ricas recién nacidos. En Argentina hoy las organizaciones criminales de trata infantil – fundamentalmente de niñas – y del mercado ilegal de órganos están de enhorabuena, pues el propio Milei se mostró favorable a la compraventa de niños y de órganos. Hoy en ese país se sucede el caso del niño desaparecido Loan Peña, niño de Corrientes de 5 años desaparecido, al que la impresentable ministra de seguridad de Milei, Patricia Bullrich, da por muerto – llegando a verbalizar que va a buscar los restos del niño en los caimanes (yacarés) – en lugar de movilizar todas las fuerzas para encontrarlo vivo ya que, parece que existen muchos indicios de haber sido secuestrado por redes de trata de niños y tráfico de órganos más que haber sido deglutido por un caimán o un puma.

Estas son las ideas de los que se autodenominan liberales o libertarios. Que los hijos de la clase obrera sean una mercancía que satisfagan las necesidades de la burguesía y de los hijos de la burguesía en el caso de que éstos requieran un órgano para seguir viviendo.

Estas ideas, y estos efectos, son los que realmente aplaudieron en los actos de los fascistas españoles, esta es la ideología que abrazan los que condecoraron a Milei, como la Comunidad de Madrid y su fascista presidenta Ayuso, al igual que aquellos que desde los monopolios presentan al pueblo como “economistas” y no son más que verdugos capitalistas contra la clase obrera que no tienen la más remota idea de economía pero que no vacilan en corromper ideológicamente al pueblo con un individualismo enfermizo, siendo su función la de embrutecer y deshumanizar al pueblo, como buenos fascistas que en realidad son. Decía Fidel en 1992 que “La próxima guerra en Europa será entre Rusia y el fascismo, solo que el fascismo se llamará democracia”, hoy los fascistas son denominados por los altavoces del capital – los medios de comunicación/manipulación – liberales, libertarios y demócratas.

Sólo la clase obrera y el socialismo pueden sacar al mundo de la barbarie imperialista que hoy azota a toda la humanidad a la que, sin piedad alguna, los capitalistas no vacilan en asesinar y deshumanizar.

 

PCOE

 

 

 

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