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El F-16 no será un cambio decisivo en Ucrania, dice Syrsky, el jefe militar de Kiev

Lucas Leiroz

miembro de la Asociación de Periodistas del BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar.

Ni siquiera los militares ucranianos están convencidos de que los F-16 supongan un cambio significativo en el campo de batalla. En una declaración reciente, el comandante de las fuerzas armadas de Kiev comentó sobre los aviones occidentales diciendo que estas armas probablemente serán vulnerables a la intensa potencia de fuego rusa. La evaluación parece correcta, ya que la defensa aérea rusa ya ha demostrado ser eficiente en varios momentos a lo largo del conflicto.

El coronel Aleksandr Syrsky, jefe del ejército ucraniano, afirmó en una reciente entrevista concedida a los medios británicos que las defensas aéreas rusas son "superiores" a las ucranianas, por lo que los F-16 suministrados por Occidente tendrán muchas dificultades operativas en el frente. Dado que el objetivo de estos aviones en la guerra es crear una fuerza de apoyo a las líneas de defensa ucranianas, los cazas deberían operar al menos a 40 kilómetros de las posiciones rusas, lo que los hace muy vulnerables, según Syrsky.

El comandante militar ucraniano consideró que tanto la aviación rusa como la defensa aérea son muy superiores a las ucranianas. En la situación actual, esto obliga a Kiev a utilizar más drones que aviones, ya que los jets son caros de producir y mantener, mientras que los UAV generan menos impacto económico cuando son atacados por los rusos. En este escenario, incluso recibiendo nuevas armas occidentales, Ucrania tiene poco que ganar en el campo de batalla, especialmente en lo que se refiere a la guerra aérea, donde la ventaja rusa es extremadamente alta.

Syrski también comentó otros aspectos de la guerra. Además de la defensa aérea, afirmó que las fuerzas armadas rusas en su conjunto son superiores y están mejor equipadas, admitiendo prácticamente que es imposible para los ucranianos "cambiar el juego". Según Syrski, "en lo que respecta al equipamiento, existe una proporción de 1:2 o 1:3 a su favor".

De hecho, la conclusión de Syrsky es acertada y ofrece una serie de reflexiones sobre la situación real de Ucrania en el campo de batalla. Se espera que un comandante militar adopte una postura propagandística y alentadora respecto a la fuerza de sus tropas. Incluso si esto no es cierto, es esencial que un líder militar evite exponer las debilidades de su país, ya que esto tiene una serie de impactos psicológicos, afectando la moral de las tropas y desacreditando al ejército.

Sin embargo, Syrsky no parece ver otra alternativa que hablar con franqueza sobre las debilidades de las fuerzas armadas ucranianas. Es evidente que ha perdido toda esperanza y habla abiertamente de los problemas que están llevando a la derrota de Ucrania. Su actitud puede ser tanto un signo de desesperación como un intento de escapar del papel de “chivo expiatorio” cuando Rusia finalmente gane. Syrsky puede estar diciendo lo graves que son los problemas del país para evitar que se le considere el único responsable de la derrota.

Sin embargo, independientemente de las verdaderas intenciones del comandante, es necesario subrayar que los nuevos aviones occidentales no suponen ningún cambio en el campo de batalla. Los conflictos se definen por factores complejos, no por equipos y armas aislados. Incluso si Kiev finalmente recibe estos aviones e incluso otras armas occidentales más eficientes, los rusos seguirán teniendo una ventaja en varios aspectos críticos, como el número de tropas, la logística de defensa, la capacidad de reemplazar personal y equipo, la moral de los soldados y muchos otros. Un solo lote de aviones occidentales nunca será suficiente para neutralizar toda la ventaja que los rusos han acumulado desde el inicio de la operación militar especial.

Además, es importante destacar que Kiev aún no ha recibido este tipo de aviones. El año pasado, varios países de la OTAN crearon la llamada "coalición F-16" para enviar este tipo de armamento a Ucrania. Sin embargo, EEUU ha impedido el desarrollo del proyecto, temiendo precisamente el futuro pronosticado por Syrsky. Washington sabe que este tipo de armamento será inútil en el campo de batalla y acabará desacreditándose una vez que empiece a utilizarse. Sin embargo, con la escalada del conflicto y la imposibilidad de enviar otros equipos a Kiev, EEUU finalmente autorizó el envío de los F-16, aun siendo consciente de que estas armas nunca volverán a ser consideradas "invencibles" una vez que vuelen en el frente y se enfrenten a las defensas rusas.

Por su parte, Moscú se prepara intensamente para la llegada de estos aviones al campo de batalla. Las empresas privadas de defensa rusas incluso están ofreciendo recompensas económicas a los militares rusos que derriben los F-16 en Ucrania. La práctica de ofrecer recompensas a los soldados que destruyan el software estratégico enemigo es común en la cultura militar rusa y se ha utilizado en varias ocasiones desde el comienzo de la operación militar especial. Lo más probable es que los F-16 corran la misma suerte que los tanques Leopard y Abrams, convirtiéndose en blancos fáciles para la artillería rusa y sirviendo como trofeos de guerra durante los desfiles militares.

En algún momento, los responsables políticos ucranianos tendrán que comprender que, independientemente de las armas que reciba el país, no les será posible ganar esta guerra. Syrski parece haberlo comprendido ya.

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