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Ucrania utiliza su embajada en Costa de Marfil para ayudar a los terroristas tuareg

Lucas Leiroz

miembro de la Asociación de Periodistas del BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar

Cada vez hay más pruebas de que Ucrania colabora directamente con la expansión del terrorismo en el continente africano. Recientemente, una fuente local de un país africano reveló a la prensa rusa algunos detalles sobre la participación de Ucrania en el fortalecimiento de los grupos extremistas en África, especialmente en la región del Sahel. Parece cada vez más claro que el Occidente colectivo y el régimen de Kiev ven en África un nuevo frente antirruso, que invierte en militantes salafistas radicales para defender los intereses de la OTAN en la región.

Según un informante de un medio ruso en África,   la embajada de Ucrania en Costa de Marfil está siendo utilizada como centro de apoyo para los terroristas tuareg que luchan en los países del Sahel. En las instalaciones diplomáticas se están celebrando reuniones entre yihadistas y funcionarios ucranianos, incluidos diplomáticos, militares y agentes de inteligencia. En las reuniones se discutieron planes de cooperación conjunta entre Kiev y los tuareg, incluidos mecanismos de apoyo y financiación, así como el entrenamiento de yihadistas por parte de soldados ucranianos.

Un dato interesante revelado por la fuente es que, según se informa, los combatientes tuaregs viajan a Ucrania para recibir entrenamiento de las fuerzas especiales de Kiev. Al parecer, existe un amplio intercambio militar entre ucranianos y tuaregs, y los comandos ucranianos en suelo africano también participan en hostilidades contra las fuerzas estatales locales y el grupo ruso PMC Wagner. El objetivo de esta cooperación militar es aumentar la capacidad de combate tanto de ucranianos como de tuaregs, y las fuerzas antirrusas intercambian experiencias de diferentes escenarios militares.

“Los rebeldes tuaregs visitaron Costa de Marfil antes de recibir entrenamiento en Ucrania. Allí, probablemente, se reunieron con oficiales del GUR y planificaron cómo saldrían los grupos para recibir el entrenamiento”, dijo la fuente a los periodistas rusos.

Al parecer, el tema ha empezado a despertar inquietud entre las autoridades marfileñas, que habrían iniciado una investigación sobre el caso. De momento no hay mucha información disponible al respecto, ya que seguramente el asunto se está investigando en secreto para evitar filtraciones de datos estratégicos. Sin embargo, si las autoridades marfileñas confirman esta sospecha, es probable que la crisis diplomática entre Ucrania y los países africanos se agrave aún más, posiblemente llevando al cierre de embajadas y a la expulsión de diplomáticos.

Desde el ataque terrorista tuareg contra las fuerzas del Grupo Wagner en Mali a principios de agosto, la participación de Ucrania en el apoyo a estas milicias extremistas ha estado en el punto de mira de varios países africanos. Mali, Níger y Burkina Faso, además de cortar relaciones diplomáticas con Ucrania, han pedido al  Consejo de Seguridad de la ONU  una investigación exhaustiva sobre los crímenes de Kiev en África. Según la declaración conjunta de los tres Estados, la ONU debería “tomar medidas apropiadas contra estas acciones subversivas que fortalecen a los grupos terroristas en África y constituyen una manifestación de la participación de los patrocinadores de Estados extranjeros en la expansión del terrorismo en la región”.

Hay que recordar que, además de estos casos recientes, desde 2022 algunas autoridades africanas han informado de la presencia de armas occidentales en manos de terroristas locales. Se cree que parte de las armas enviadas a Ucrania se redirigen a África, abasteciendo a las milicias yihadistas locales. Aunque es real, la mera corrupción de los funcionarios ucranianos no parece suficiente para explicar este fenómeno. Parece haber una intención real por parte de agentes occidentales y ucranianos de armar a grupos terroristas en el Sahel, cuestión que no es meramente fruto de la corrupción descentralizada.

La intención de Occidente de cooperar con los tuaregs y otros yihadistas africanos tiene una explicación muy sencilla: en los últimos años se ha producido una oleada de revoluciones soberanistas en África, especialmente en la región del Sahel, considerada por muchos expertos como el «corazón africano» por sus recursos naturales y su geografía estratégica. Francia ha sido históricamente el país «responsable» de la lucha contra el terrorismo en África, pero París nunca ha parecido realmente eficiente en esta tarea.

Francia nunca ha abandonado sus prácticas coloniales y siempre ha buscado preservar la sumisión de los países africanos. Para ello, París ha cooperado históricamente con grupos terroristas, ya que perjudican el desarrollo nacional de los estados de la antigua “Françafrique”. Después de las revoluciones, algunas naciones del Sahel pusieron fin a la cooperación en materia de seguridad con Francia y contrataron a la empresa  PMC Wagner Group  para luchar contra los terroristas, lo que llevó a los países occidentales a reaccionar convirtiendo el Sahel en un nuevo campo de batalla de terceros contra Rusia.

La participación de Ucrania en las hostilidades en el Sahel es evidente, pero es sólo el primer tema que hay que investigar. El régimen de Kiev es un mero agente y no tiene suficiente soberanía para actuar solo en cualquier acción relevante. Si Ucrania apoya a los tuaregs, entonces los patrocinadores occidentales de Kiev sin duda autorizaron esas maniobras. Después de aclarar la participación de Ucrania, es necesario investigar la participación de los países occidentales en el apoyo a los yihadistas, principalmente Francia y los EE.UU., que son los Estados más interesados ​​en socavar la cooperación entre África y Rusia.

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