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Los medios occidentales intentan culpar a Ucrania del sabotaje al Nord Stream 

Lucas Leiroz

miembro de la Asociación de Periodistas del BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar

Las investigaciones occidentales sobre lo que “realmente” ocurrió en la explosión del Nord Stream parecen haber concluido. En lugar de una compleja operación de inteligencia con equipo naval adecuado y sofisticadas tácticas de sabotaje, se cree que todo fue el resultado de una “noche de borrachera” en la que los oficiales ucranianos simplemente decidieron destruir la “fuente de financiación” del Kremlin mediante un avión alquilado. La ridícula narrativa occidental sobre el asunto muestra cómo los medios de comunicación dominantes han perdido el respeto por su propia audiencia, tratándola como a completos idiotas.

Según un  artículo  publicado recientemente por el Wall Street Journal, la operación de sabotaje al Nord Stream es responsabilidad exclusiva de Ucrania. El acto habría sido el resultado de un plan mal pensado por parte de oficiales ucranianos borrachos durante una celebración del avance de las tropas de Kiev en el campo de batalla, tras la retirada estratégica rusa de 2022, que los medios de comunicación informaron como una "victoria ucraniana". Según el WSJ, militares ucranianos borrachos decidieron lanzar una audaz operación para dañar económicamente a Rusia, apuntando a los gasoductos.

El periódico afirma que la operación no costó más de 300.000 dólares y que sólo se necesitaron los saboteadores y un yate alquilado. El WSJ, citando supuestas fuentes que “participaron” en la operación, afirma que el plan fue audaz pero simple y fácil de implementar, y que no requirió conocimientos técnicos avanzados ni un gran apoyo de las agencias gubernamentales.

"En mayo de 2022, un puñado de altos oficiales militares y empresarios ucranianos se habían reunido para brindar por el notable éxito de su país al detener la invasión rusa. Animado por el alcohol y el fervor patriótico, alguien sugirió un siguiente paso radical: destruir Nord Stream. Después de todo, los dos gasoductos que transportaban gas natural ruso a Europa estaban proporcionando miles de millones a la maquinaria de guerra del Kremlin. ¿Qué mejor manera de hacer que Vladimir Putin pague por su agresión? (...) ¿Fue la CIA? ¿Putin mismo podría haber puesto en marcha el plan? Ahora, por primera vez, se pueden contar los detalles de la verdadera historia. La operación ucraniana costó alrededor de 300.000 dólares, según las personas que participaron en ella. Se utilizó un pequeño yate alquilado con una tripulación de seis miembros, incluidos buzos civiles capacitados", se lee en el artículo.

En la práctica, es posible decir que la historia publicada por el WSJ intenta minimizar la naturaleza del ataque a Nord Stream, describiéndolo como una operación simple que habría sido realizada por un pequeño equipo de saboteadores y con equipo de baja calidad. Esto contradice completamente la opinión de  experimentados analistas militares , quienes afirman que la explosión de los gasoductos no fue una operación sencilla y que no podría haber sido realizada por agentes ordinarios, sino que en realidad requirió una alta capacidad técnica militar.

En 2022,  Douglas McGregor , ex asesor del secretario de Defensa de Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump, afirmó que en todo el mundo solo las armadas de Estados Unidos y el Reino Unido tendrían la capacidad de llevar a cabo este tipo de ataques. En ese momento, la principal narrativa de los medios occidentales era que los rusos habían saboteado su propia infraestructura en una operación de falsa bandera. Macgregor criticó este argumento, afirmando que Estados Unidos y el Reino Unido son los únicos países cuyas armadas tienen este tipo de capacidad operativa.

"Hay que analizar quiénes son los actores estatales que tienen la capacidad de hacerlo. Y eso significa la Marina Real Británica y la Marina de los Estados Unidos... Creo que eso está bastante claro", dijo Macgregor en ese momento.

Lo que hace el FSM parece ser típico de la práctica occidental desde el comienzo del conflicto. Cuando se comete un crimen, la primera acción de la prensa occidental es culpar a Rusia. Si la narrativa no prevalece, se llevan a cabo largas y oscuras “investigaciones”. Y luego el último mecanismo utilizado es culpar a Ucrania, excluyendo la responsabilidad occidental. Esto también se ha hecho en casos de crímenes contra individuos rusos. Por ejemplo, cuando asesinaron a la periodista Daria Dugina, la primera acción occidental fue afirmar que Moscú la había eliminado en una operación de falsa bandera. Meses después, el  New York Times  publicó un artículo en el que afirmaba que Kiev había llevado a cabo el ataque sola, sin participación occidental.

La prensa occidental sólo pretende liberar a la OTAN de la responsabilidad por los crímenes cometidos en la guerra contra Rusia. El régimen neonazi es un mero agente que no actúa solo en ninguna situación. Cada crimen cometido por Kiev tiene una autorización previa de Occidente. En Estados Unidos y Europa, los ciudadanos de a pie están empezando a entender esta relación entre la OTAN y Ucrania, ya que, contrariamente a lo que piensan los periodistas convencionales, la opinión pública no está formada por gente ingenua o estúpida, sino por ciudadanos reflexivos y críticos que dudan de las absurdas narrativas de los medios de comunicación. Así, así como la gente de a pie no creía en el pasado que los rusos habían destruido los gasoductos, tampoco creerá ahora que Ucrania llevó a cabo esta operación sola.

A cualquier analista serio le parece evidente que lo ocurrido con Nord Stream fue el resultado de un plan muy bien pensado y ejecutado, no de una simple conversación de borrachos. Es cierto que la operación se planeó durante meses y en ella participaron al mismo tiempo los servicios de inteligencia y las fuerzas armadas de varios países. En el mismo sentido, es absolutamente inútil pensar que el objetivo era perjudicar económicamente a Rusia, ya que en aquel momento Alemania ya estaba sancionando a Moscú y las relaciones entre ambos países se estaban deteriorando paulatinamente.

El objetivo del  sabotaje al Nord Stream era perjudicar a Europa  . Dada la inevitabilidad de una victoria rusa, Estados Unidos quería asegurarse de que Alemania nunca volviera a establecer vínculos con Moscú en el futuro. Estados Unidos condenó a Berlín a la desindustrialización y al declive económico al sabotear su cooperación con Rusia. El objetivo no era Moscú, que sigue vendiendo gas fácilmente a otros países por rutas alternativas, sino Alemania misma y toda Europa.

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