Con una increíble actitud retrógrada, una mayoría de los abogados y también de las abogadas de Las Palmas se han negado a que su Colegio cambie su denominación a la más clara y justa de "la abogacía" y siguen prefiriendo el machista epiceno. En toda Canarias, solamente los abogadas y los abogados de Lanzarote han dado un ejemplo de igualdad. El colegio conejero se ha independizado y ahora se llama así, con esa correctísima denominación de Colegio de la Abogacía.

Yo sé que para la mayoría de las personas que siguen La casa de mi tía es difícil encontrar tiempo para leerse los 15 folios y medio que componen este artículo de Jordi Nieva y Angelo Dondi en la REVISTA ITALO-ESPAÑOLA DE DERECHO PROCESAL. Pero también sé que todas estas personas comparten mi convencimiento de la importancia de la Universidad en la vida social y mi preocupación por el deterioro que está sufriendo. Como dicen los profesores Nieva y Dondi, la Universidad ha perdido la función de polo y referencia cultural. Y también, ha dejado, en muchas ocasiones de ser centros de creación de conocimiento, para convertirse en meros y prosaicos aparatos dispensadores de títulos y, con más frecuencia de lo que sería deseable, sin impartir una formación como es debido. Si a eso se añaden las historias que vamos conociendo, de centros universitarios que confieren grados académicos como favores políticos o retribuciones por donaciones o adjudicación de presupuestos, hay que convenir que a estos dos profesores les acompaña toda la razón en el diagnóstico tan negativo que emiten en este artículo.

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Empiezo este comentario con una reflexión distinta del tema que ocupa a Lui Pastor. Y es que la constatación empírica demuestra la malignidad de este sistema. Que se instalaran y se instalen en La Moncloa zopencos como Sánchez, Rajoy o Zapatero o filibusteros como Aznar o González, en lugar de cabezas brillantes como la de Jaime Pastor o tanta otras, es la mejor prueba de que este es un régimen diabólico. Y, entrando ahora en el asunto, Pastor, desde su VIENTO SUR  -su, porque es quien lo edita, fuerte trabajo- enfoca su análisis sobre la bellaca sentencia del Procés, desde una perspectiva distinta a la de la amenaza que tal sentencia supone para el derecho de opinión y manifestación. No porque Pastor desprecie tal extremo, sino porque ya ha sido más que suficientemente tratado. El planteamiento que propone Pastor es el de la agresión al sacrosanto derecho a decidir. Un derecho que Marchena se carga alegremente en su enojoso dictamen, sin darse cuenta -o dándosela, pero importándole un millo- Se carga la esencia misma de la democracia.. Desde luego, vale la pena examinar con detenimiento el meticuloso análisis de Pastor, que señala Domingo Méndez en VIENTO SUR

Josep Toló señala este reportaje en PÚBLICO, en el que Carlos Enrique Bayo aporta datos que demuestran la montaña de irregularidades que infectaron el llamado Procés.