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martes, 02 de julio de 2024 15:43h.

Cosas que me llamaron la atención de mi vuelta a España - por Ma-Wu-Kong

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Federico Aguilera Klink señala esta readigrafía que difunde Ma-Wu-Kong en sus redes. Centenares de miles de vistas, tiene. Y no es de extrañar

Cosas que me llamaron la atención de mi vuelta a España

Ma-Wu-Kong

Llevaba casi 4 años sin volver a la piel de toro y toca hilito con pequeñas reflexiones.

Cosas que me llamaron la atención de mi vuelta a España:

1) La mayoría de las infraestructuras se han quedado atrás respecto a la Asia desarrollada, como una década.

Ya no hablemos de China, que está en otro nivel, pero hay infraestructuras directamente tercermundistas, como la Estación de tren de Chamartín. La T1 es otra ratonera.

Conduje bastante y noté muchas carreteras en mal estado, también.

El atraco de los peajes en Galicia lo dejamos para otro día.

 

2) Todo es absurdamente caro.

No hay relación directa entre datos de salarios más comunes y el coste de vida. No entiendo cómo la gente puede sobrevivir si no es de la beneficencia.

Comer fuera es un atraco, y cualquier restaurante de medio pelo te sale por lo mismo que un restaurante de lujo en Shanghai. No tiene sentido alguno. Eso sí, las terrazas llenas.

3) La gente trabaja, de cara al público, abiertamente mal.

Cuento con los dedos de una mano la gente que me atendió profesionalmente. Desgana, malas caras... hubo trabajadores que hasta se me encararon por pedir un servicio.

Hay un claro desinterés de cara a todo lo que implica trabajar y las normas básicas de trato.

4) Hay un porcentaje relativamente importante de la población que está fuera, mental y fisícamente.

Ya no hablemos de vagabundos o locos, que bastantes hay, sino de gente que está claramente afectada por un consumo excesivo de alcohol y otras drogas.

Hay ciertos barrios que asustan, solo con pasear por ellos.

5) El país ha sido vendido a los guiris.

Muchas partes de ciudades importantes ya se sienten como un decorado para que los guiris paseen. No me quiero ni imaginar cómo será en Mallorca, Alicante o Málaga, cuando esto ya ocurre en Santiago de Compostela, o en Coruña con los cruceros.

Los españoles están para pasar por ahí.

6) Quitando aquellos que tienen su negocio o les ha ido bien —generalmente por temas familiares— hay una clara pérdida de fe en el sistema.

Mucha gente parece vivir como si cualquier día fuese el último, asumiendo que nada va a mejorar y no hay solución alguna, por lo que muchos han optado por sobrevivir sin mayores aspiraciones, aunque, sorprendemente, la resistencia real al sistema parece mínima.

7) Es un país para búmers.

España es una bumercracia charócrata de facto. El país es suyo.

A los que hayáis estado por China, notaréis que es muy raro ver adolescentes por la calle, jóvenes de entre 13 y 18 años, ya que están estudiando. Pues en Galicia en concreto, pasa lo mismo, pero con veinteañeros y treintañeros: cuesta verlos por la calle.

Me sorprendió ver a tantas señoras atendiendo en tiendas para jóvenes, tipo marcas frescas de Zara. Soy consciente de la demografía, pero me llamó la atención.

8) El principal acontecimiento económico de cada lugar que he visitado es cuándo será la siguiente fiesta/concierto/festival/verbena/jarana

Parece que todo gira en torno a esto. La vida es un impás que ocurre entre las distintas «celebraciones populares» que se van sucediendo a lo largo del año.

9) Cuesta tener conversaciones racionales con la gente.

Es tal el nivel de contaminación propagandística, con tantos relatos pululando, que es complicado encontrar alguien que hable de los hechos sin más.

Todo es un bucle narrativo en el que alcanzar la verdad, o una solución a un problema, es un objetivo totalmente secundario.

10) Hay una clara falta de perspectiva sobre el mundo de 2024.

La gente se ha quedado en 2008. Muchos siguen pensando que Europa es el centro del mundo y el mayor desarrollo está en Estados Unidos, y que la crisis fue «mundial».

El español medio no entiende el extraordinario nivel de desarrollo que ha experimentado una gran parte de Asia en los últimos 15 años.

11) Hay un conformismo totalmente desmedido.

Estoy de acuerdo en que España se vive bien y no hay nada catastrófico, en general, que impida llevar una vida más o menos digna —quitando, quizás, el tema de la inseguridad según qué zonas—.

Sin embargo, hay que aspirar a más, en todos los aspectos. No se debe permitir que la inapetencia invada todos los aspectos de la vida ciudadana y pública.

12) Muchos niños son una especie de salvajes tipo Mowgli.

Entiendo que en China nos vamos a otro extremo y no interesa, pero no puede ser que los niños sean humanitos completamente asilvestrados, sin unas normas de comportamiento mínimas. Hay lugares en los que monopolizan el espacio público sin sentido alguno.

Y, en el mismo tema: hay demasiados perros.

13) Los cambios se producen muy lentamente.

Apenas notas alteraciones importantes tras casi un lustro. Quitando un par de cositas urbanísticas y tres o cuatro cosas, todo sigue más o menos igual. 

En el mismo período de tiempo en otras latitudes, da para mejoras muchísimo más amplias.

14) La juventud necesita organizarse de otra manera para salir de la precariedad.

Ha calado, absolutamente, la idea neoliberal de que cada uno es responsable de sí mismo, y el contrato social parece sustentarse en obtener un salario mínimo para subsistir a cambio de simular en redes sociales que la vida material no se corresponde con dicho sueldo, siendo la liberación dentro del capital, estilo Llados, y totalmente falsaria, la única esperanza de salvación.

Han de volver las colectividades que giren alrededor de la conciencia de clase y del uso acertado de la fuerza de trabajo respecto al capital.

15) Para los que me acusan de catastrofista, considero que en España se puede seguir viviendo bien.

De forma clara, hay unos problemas de relación capital/trabajo evidentes, sobre todo para los jóvenes, y el coste de vida es demasiado alto, pero ya hay una buena base en la que trabajar, sin tener que ser todo híper-desarrolismo asiático, porque ni se puede, ni interesa.

El objetivo es mejorar nuestro país y la vida de la gente, enterrando las ideologías inanes que el sistema político vende.

A darle

 

* Gracias a Ma-Wu-Kong y a la colaboración de Federico Aguilera Klink. La casa de mi tía reproduce por el altísimo interés del contendio, según los principios de Uso Justo de la UE

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