Una reflexión sobre el inevitable fin del turismo de masas y un llamamiento a los movimientos sociales de Canarias

Yeray Hernández 

Tras la erupción del volcán de Tajogaite, el Cabildo de La Palma organizó unas Jornadas de Divulgación Científica, muy poco conocidas por cierto, sobre cambio climático, crisis ecosocial y reconstrucción de la isla [1]. La idea de las jornadas era, supuestamente, reflexionar sobre el modelo de reconstrucción que debía llevarse a cabo tras la erupción. En las jornadas intervinieron ponentes muy conocidos, como Antonio Aretxabala, Fernando Valladares, Alicia Valero, Carlos Taibo, Ferran Puig Vilar y Antonio Turiel, entre otras personas. Aunque todas las ponencias fueron muy interesantes, y recomiendo verlas en su totalidad, quisiera centrarme en este artículo en la ponencia que impartió Antonio Turiel (https://www.youtube.com/watch?v=8nOwyNdobsA), centrada en el descenso energético. Para el que no lo conozca, Turiel es un científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, licenciado en Física y Matemáticas, doctor en Física Teórica y divulgador científico sobre cuestiones relacionadas con la energía. 

Tras la ponencia de Antonio Turiel, allá por el minuto 1:09:00, cuando se abre al público el turno de preguntas, una persona apunta a la importancia del turismo de masas para Canarias y la dependencia que tenemos de ese sector para la obtención de rentas. Esta persona, preocupada al ver los datos presentados por Turiel, se interesaba por la aviación y la dependencia que tenemos de este medio de transporte para traer turistas a las Islas. La respuesta que dio Turiel la trascribo de forma literal, subrayando en negrita aquellos aspectos que considero más relevantes. La respuesta de Turiel fue la siguiente: 

‘Lo que es el transporte masivo por avión está condenado a desaparecer y, además, está condenado a desaparecer rápidamente. Por desgracia, quiero decir. Digo por desgracia, no porque a mí me guste mucho el modelo de turismo masivo, que tendrá sus ventajas y sus inconvenientes, pero el problema es que tenemos todo montado…, y yo también vengo de una zona turística donde también es importante (aunque se puede llegar por tren), también es importante el tema del avión y demás. Entonces, la dificultad es adaptarse a los cambios ¿no? (…). 

El modelo de aviación que tenemos hoy en día es un modelo condenado, además, vemos continuamente noticias de quiebras, de fusiones entre compañías… Javier Blas, que es un analista de Bloomberg, muy bueno, él dice que el precio actual del queroseno equivaldría, en términos del petróleo del año pasado, cuando no había estos problemas de producción, a que el petróleo estuviera a 1.000$/barril. Esto nos da una idea de cómo de caro es el queroseno ahora mismo. Esto, claro, esto no es viable, es decir, esto o cambia radicalmente… y las compañías aéreas están aguantando, esperando a que esto acabe o, si no, esto, evidentemente se va al garete. Y, por eso, además, estamos viendo los problemas que estamos viendo en los aeropuertos del norte de Europa, porque, claro, lo que están haciendo las compañías es trasladar los costes y típicamente en forma de reducción de salarios y empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores y, claro, esto, lógicamente, pues se hartan y se ponen en huelga encubierta o abierta y, bueno, vamos viendo todos estos colapsos, ¿no? Creo que British Airways había cancelado este mes 10.500 vuelos, son cosas…, son burradas, ¿no? 

Entonces, el modelo de aviación masiva es un modelo que tiene los días contados. No sé cuántos. No sé si son tres días o son treinta mil. Pero tiene los días contados. Eso está claro. Bueno, treinta mil no creo. Yo pienso que para el 2030 seguramente, pues habremos visto una reducción drástica del volumen, drástica, claro, que a lo mejor es a un 10% de lo que es ahora. Para el 2030 yo lo veo posible. Yo lo veo dentro de lo posible. Y en todo caso, además, evidentemente va a ser más caro. ¿Qué implica esto? Que el modelo de turismo en el que se sustentan las Islas Canarias y, también, pues, Catalunya, donde yo vivo, en una parte importante, pues es un modelo que va a tener que cambiar radicalmente. Va a tener que cambiar radicalmente, porque no va a haber el turismo masivo que hay ahora. No va a poder ser. De hecho, ya lo estamos viendo. Salió una noticia en El Mundo el otro día, que decía que el 42% de los españoles han cancelado/modificado sus planes de vacaciones porque no les llega el dinero. Yo mismo, vamos, me quedé escandalizado con lo que al final acabamos pagando por el billete último. Tuvimos que hacer un cambio de última hora y por el billete de avión me cobraron 600€. Yo lo comentaba con Alfonso, es que, claro, si yo vengo con mi familia, somos cuatro, pues son ahí 2.500€. Solamente para el billete de ida. Entonces, bueno, pues yo creo que esto también es un motivo para la reflexión profunda. 

Yo creo que esto hay que ponerlo en perspectiva y esto ya no es solamente pues la Consejería de Medio Ambiente o de Transición Energética. Hay que tener en cuenta la de Economía también tiene que tener en cuenta todas estas cuestiones cuando se está apostando por un modelo, y también sé que aquí, también, en la isla esos modelos económicos por los que se apuesta es una revitalización e incentivación del turismo. Pues a ver, porque, a lo mejor, no es tan sencillo. A lo mejor no es tan sencillo. Quizá hay que mirarse todos los datos y hacer una valoración como Dios manda’.     

Recuerdo haber tenido la oportunidad de hablar con un asesor ambiental del Gobierno de Canarias, uno de esos de los que tenía acceso directo al Presidente del Gobierno regional, allá por 2017 (oportunidad única que sólo facilita, o por lo menos a mí, haber estado trabajando en su momento para la Comisión Europea), y le pregunté lo siguiente: “¿Hay o ha habido algún Gobierno canario que haya o esté planificando la inevitable era post-petróleo y valorando de qué vamos a vivir en las Islas?” ¿Su respuesta? “No, ninguno”.  

Explorar este tipo de escenarios (un volumen de aviación del 10% actual en 2030), aunque lo consideremos poco probable, no es precisamente un disparate. Ya hay reconocidos científicos del clima que están considerando la necesidad de investigar sobre la posibilidad de que el cambio climático pueda llegar a ser catastrófico y haga imposible la vida humana en el planeta. Lo llaman Climate Endgame, algo así como “el fin del juego climático” [2]. Nunca está de más afrontar “los cisnes negros”, aunque estos escenarios puedan parecernos remotos o imposibles, ya que, desafortunadamente, la realidad muchas veces supera las predicciones más pesimistas.  

Quisiera terminar haciendo un llamamiento a los movimientos sociales de Canarias, surgidos tras el 20A, para que incorporen en sus reivindicaciones (si no lo hacen ya) los escenarios más próximos al “fin del juego turístico”, yendo más allá del “cambio de modelo” que se reivindica. Deben ser los movimientos sociales los que impulsen un debate que explore, que por lo menos explore, los escenarios más duros. Y para ello se hace muy necesario incluir la variable energética en el análisis, porque, si no lo hacemos, no vamos a entender gran parte del problema al que nos vamos a enfrentar. 

Referencias 

Yeray Hernández es Doctor en Economía, especializado en Economía Ecológica. Fue investigador científico del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea entre 2014 y 2020. Desde entonces investiga en la Universidad de La Laguna