Como digo siempre, en Canarias nos pasamos la vida -como si no hubiera nada más urgente e importante que hacer- en un diálogo entre sensatos y sordos. Por una parte, una gente acumulando datos y argumentos para refutar las tesis que se sostienen desde el poder. Por el otro, otra gente, encaramada a ese poder gracias a un sistema que traiciona la voluntad popular, empeñada en tomar decisiones que contrarían el sentido común y los intereses generales. Una gente que utiliza ese poder para favorecer parcelas empresariales aisladas. Un ejemplo de esto es la estupidez de los campos de golf. Y, al hilo de la anulación por TSJC del plan turístico palmero y la airada reacción de la presidenta insular, EL OIKOS roma la palabra, para, otra vez, entongar los razonamientos y las evidencias.