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viernes, 30 de agosto de 2024 07:50h.

La izquierda sólo parará a los ultras con una auténtica revolución sistémica - por José Antonio Gómez

 

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La izquierda sólo parará a los ultras con una auténtica revolución sistémica

José Antonio Gómez

DIARIO 16

La no asunción de responsabilidades por parte de los partidos socialdemócratas, además de un error de diagnóstico, provocan que la izquierda sea incapaz de frenar el ascenso de la extrema derecha

 

La izquierda está en una situación crítica porque el ascenso de la extrema derecha se está nutriendo de sus propios votantes. No se trata de una cuestión ideológica, como quieren hacer ver algunos dirigentes progresistas. Tampoco se está produciendo en las clases medias más acomodadas. A la extrema derecha no la votan sólo los «cayetanos» de turno porque los ultras se están nutriendo, sobre todo, de las clases populares víctimas de la concatenación de crisis provocadas por las élites.

El crecimiento de la extrema derecha es la consecuencia de la ineficacia, la indolencia, la incapacidad y la traición al pueblo de la izquierda. Estos elementos, sumados a las políticas ultraliberales de los partidos de centro derecha, han provocado que la reacción de la ciudadanía no sea política ni ideológica, sino sistémica: acabar con un sistema que ha empeorado las condiciones de vida y fomenta la desigualdad a través de la codicia corporativa y familiar de los poderosos.

La izquierda no ha sabido, no ha querido o no la han dejado afrontar esta situación. El análisis que se hace de la realidad es erróneo y, en consecuencia, las soluciones que se proponen también, porque son irrealizables. La utopía está muy bien para los manuales de ciencia política o los panfletos en la universidad, pero a la hora de tener responsabilidades de poder no se puede traspasar el velo de la ensoñación a la realidad de un plumazo, como han querido pretender todas las formaciones izquierdistas tras las crisis de 2008. Por eso han fracasado y, por eso, han dejado abierta la esclusa por la que los votantes se marchan a quienes les están prometiendo una ruptura sistémica.

La extrema derecha actúa, precisamente, en base a dar la sensación de eficacia en sus discursos. En España tenemos el último gran ejemplo: el reparto de menores no acompañados a las comunidades autónomas. La reacción de Vox, más allá de la ruptura de sus pactos con el PP, es demoledora y efectiva. En sus canales de Telegram lanzan un mensaje que es muy difícil de demoler: cada inmigrante menor no acompañado costará 3.000 euros al mes mientras las familias españolas no llegan a fin de mes.

La gente trabajadora, que está viendo cómo pierde poder adquisitivo cada mes con un gobierno teóricamente de izquierdas, lee eso y lo interpreta como que a cada inmigrante le van a dar 3.000 euros al mes mientras ellos sobreviven con un salario de miseria, explotados laboralmente o recibiendo el ingreso mínimo vital.

Un problema global

En los últimos meses, Europa ha vivido una agitación social y política de proporciones inquietantes. Los problemas principales, como el aumento de la inmigración, el coste de la vida, la destrucción del estado del bienestar, la depauperación de las condiciones salariales, la precariedad laboral y la seguridad nacional, están relegando a un segundo plano la catástrofe climática y las alternativas serias al capitalismo. Los partidos de extrema derecha están en ascenso, mientras que la izquierda tiene evidentes dificultades para conseguir potenciales partidarios por, precisamente, el análisis equivocado que hacen, a pesar de las últimas victorias del Partido Laborista en Reino Unido y del Nuevo Frente Popular en Francia.

Una de las razones del ascenso la extrema derecha es que los ciudadanos, víctimas de un sistema que los esclaviza, entienden la retórica emocional y nostálgica sobre las patrias invadidas por inmigrantes que ponen en peligro una forma de vida e identidad al quitar empleos, vivienda y seguridad.

Además, estos populistas están restando importancia a la necesidad de medidas serias para frenar el cambio climático al insistir, de manera simplista y manipuladora, en que quieren ahorrarle a la gente común el gasto de proyectos costosos.

Por el contrario, los partidos de izquierda advierten que es necesario garantizar la seguridad para el futuro, manteniendo en primer plano el cambio climático y la resolución de los conflictos internacionales. Pero, eso, no cala en una sociedad en la que la gente prioriza su situación, en la que hay un claro desclasamiento que favorece, precisamente, a los intereses de las élites.

Inmigración

La cuestión de las migraciones sigue siendo un terreno fértil para la movilización y la manipulación de la extrema derecha. La derecha radical prefiere no hablar de los movimientos de población en términos generales. Ignora el hecho de que la migración, como tendencia, es tan antigua como la humanidad.

Hoy en día, incluso representa una forma de contra movimiento. Después de siglos de explotación y posterior colonización que comenzaron en Europa, las personas del, por ejemplo, continente africano ahora llega como para devolver la visita. Sus países a menudo quedaron devastados cuando los europeos decidieron irse, y ahora buscan un nuevo comienzo en el suelo de sus conquistadores. O son refugiados de las guerras iniciadas, ayudadas o provocadas por Occidente.

Cuando el número de recién llegados empieza a ser abrumador, los problemas son inevitables. En Europa occidental, el mayor impacto acumulado de las migraciones se ha producido en Francia, Alemania, el Reino Unido, Austria, España y Suecia.

Los partidos de extrema derecha de esos países prometen con vehemencia que harán algo sin proponer ninguna solución viable. Para ser justos, los países de Europa, independientemente de si son gobernados por la izquierda o por la derecha, no han sido capaces de elaborar ninguna estrategia común convincente y eficaz durante muchas décadas. El resultado es la polarización y la falta de seguridad para todos.

Crecimiento electoral

Las elecciones al Parlamento Europeo han sido esperadas con temor por las fuerzas de izquierda y progresistas. Durante algún tiempo, parecía inevitable que la derecha lograra un éxito abrumador. Estuvieron cerca de lograrlo. Los resultados indican un fuerte cambio en el ambiente político en Europa en comparación con los comicios de 2019, aunque el Partido Popular Europeo (PPE) de centroderecha sigue siendo el grupo más fuerte.

El nuevo Parlamento Europeo será menos respetuoso con el medio ambiente, más fragmentado y cada vez menos acogedor para los inmigrantes. Los Verdes, que obtuvieron fuertes avances en las elecciones de 2019, sufrieron un duro golpe al perder 19 escaños.

Por otro lado, estas elecciones fueron una especie de referéndum para los líderes nacionales. El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller alemán Olaf Scholz sufrió una derrota, mientras que el partido neonazi Alternativa para Alemania (AfD) logró sus mejores resultados de la historia. El presidente Emmanuel Macron fue el gran perdedor y Marine Le Pen la gran ganadora, al igual que la primera ministra italiana Giorgia Meloni. En España sucedió lo mismo, con una derrota de Pedro Sánchez frente al PP y un crecimiento de Vox unido a la aparición de Alvise Pérez que logró 3 escaños. Para el partido Fidesz del líder nacionalista húngaro Viktor Orban, fue el peor resultado de la historia en una elección al Parlamento Europeo. El partido de extrema derecha de su amigo Geert Wilders también estuvo a la altura de las expectativas y quedó detrás de una alianza de izquierdas y verdes.

A pesar de ese varapalo para los partidos democráticos, dos recientes comicios dieron como ganadores a las opciones de izquierda. En el Reino Unido, el Partido Laborista ganó por amplio margen y los conservadores perdieron después de 14 años en el poder. El líder conservador Rishi Sunak dimitió y no tiene un trabajo evidente al que marcharse en bicicleta, como le ocurrió al holandés Mark Rutte que sí que transitó hacia la Secretaría General de la OTAN. Los liberales centristas lograron algunos avances. Partidos más pequeños como los Verdes, el partido de extrema derecha Reform UK de Nigel Farage y candidatos independientes también obtuvieron varios escaños.

Nadie sabe quién se sorprenderá ni cómo. Pero después de la victoria, el Partido Laborista tendrá que actuar con rapidez para lograr el cambio que ha prometido, como restaurar la salud del maltrecho Servicio Nacional de Salud británico, mejorar el transporte, reducir los costos de vida, fortalecer los vínculos del país con sus socios europeos y abordar los problemas de la inmigración ilegal de una manera más suave.JOSÉ ANTONIO GÓMEZ

En el Reino Unido, las encuestas indicaban con bastante antelación la victoria del laborismo, mientras que en Francia la situación era impredecible hasta el último momento. Los ganadores son la recién creada alianza Nuevo Frente Popular (NFP), que reúne a izquierdistas de diferentes partidos.

Sus objetivos proclamados son limitar los precios de los bienes esenciales como el combustible y los alimentos, elevar el salario mínimo a 1.600 euros netos mensuales, aumentar los salarios de los trabajadores del sector público e imponer un impuesto sobre el patrimonio. Quieren gobernar, pero aún está por ver cómo lo harán.

El ambiente general en Francia es de alivio por el hecho de que la extrema derecha esté detenida por el momento. Pero la pregunta clave es si la incómoda alianza de izquierdas formada apresuradamente por comunistas, verdes y socialistas logrará dejar de lado sus diferencias y acordar un rumbo común.

* Gracias a José Antonio Gómez y DIARIO 16

https://diario16plus.com/analisis/el-agora-del-director/izquierda-solo-parara-ultras-con-autentica-revolucion-sistemica_500350_102.html

 

JOSÉ ANTONIO GÓMEZ
JOSÉ ANTONIO GÓMEZ
DIARIO 16 Publicado originalmente en DIARIO 16. La casa de mi tía republica por el alto interés del contenido, bajo las Normas de Uso Justo de la UE
Publicado originalmente en DIARIO 16. La casa de mi tía republica por el alto interés del contenido, bajo las Normas de Uso Justo de la UE

 

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