Scholz y Pistorius, tontos como ellos: la adquisición de nuevos sistemas de defensa antimisiles - Gilbert Doctorow

Hace más de un año que sabemos que la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, es una vergüenza para el gobierno al que sirve. La señora no es lo bastante inteligente como para dar vuelta las hamburguesas en un McDonalds, y mucho menos para sentarse en el gabinete federal y hacer declaraciones sobre la guerra y la paz. Nunca se arrepentirá de su observación de que Vladimir Putin debe cambiar su rumbo de 360 ​​grados.

Sin embargo, siempre había pensado que el Canciller Olaf Scholz era un zorro astuto. Por supuesto, creía que era un cobarde rematado, un traidor al servicio de  los intereses estadounidenses a expensas de su propia nación. Su silencio sobre el sabotaje al gasoducto Nord Stream I fue una prueba fehaciente. Pero ¿estúpido?

Lo que él y su ministro de Defensa, Boris Pistorius, dijeron estos últimos dos días al margen de la reunión de Ramstein de donantes al esfuerzo bélico ucraniano no deja lugar a dudas de que él también es un maldito idiota.

Tengo en mente el anuncio de Scholz de que Alemania ahora presupuestará para nuevas adquisiciones de capacidades de defensa aérea para sí misma y se unirá a otros países europeos en sus planes para construir lo que podría llamarse una cúpula de hierro, si podemos tomar prestado del léxico israelí, para describir una pantalla impenetrable contra un ataque aéreo entrante.

Si hace una semana, por ejemplo, semejante anuncio podría haber parecido patriótico y una inversión en la seguridad de su nación, los acontecimientos de la semana pasada han echado por tierra todas esas ideas. Tras los exitosos ataques con misiles rusos a Poltava, Lviv, Krivoy Rog y otras ciudades de Ucrania donde había grandes concentraciones de oficiales de la OTAN, asesores de alto nivel e instructores, la idea de que exista alguna defensa contra los misiles hipersónicos rusos quedó refutada más allá de toda duda.

Los rusos afirman que su ataque al instituto de comunicaciones de Poltava, en el que murieron 200 personas y otras 500 resultaron gravemente heridas en el hospital, se llevó a cabo con una variante del misil Iskander, que tiene una velocidad máxima de Mach 6.  

Si admitimos que Poltava no estaba muy bien protegida por la defensa antimisiles, la situación era exactamente la opuesta en Lviv, que estaba protegida por un sistema Patriot estadounidense y otros sistemas fabricados en Alemania, Italia y otros países de la OTAN. Para este objetivo tan difícil, los rusos utilizaban su misil Kinzhal, que viaja a Mach 10. Por si esto fuera poco, también cuentan con la familia de misiles Avangard, que alcanzan Mach 20. Actualmente, no se conoce ningún sistema de defensa aérea capaz de proteger contra estos misiles en el arsenal ruso, y podemos suponer que, cuando los alemanes adquieran y pongan en marcha lo que ahora piensan comprar, los rusos dispondrán de misiles de ataque aún más avanzados que seguirán siendo invencibles.

En cuanto a los misiles nucleares de largo alcance que Estados Unidos planea entregar a Alemania en 2026 con el consentimiento del señor Scholz, eso sólo tiene el efecto de pintarle una gran diana a su país. Además, es una provocación que podría provocar un ataque preventivo por parte de Rusia.

¿No sería más lógico que los dirigentes alemanes afrontasen los hechos: es decir, que la capacidad de Rusia para destruir su país supera en el futuro previsible su propia capacidad para protegerse, con o sin la ayuda de Estados Unidos? Esa admisión debería llevarlos a hacer lo obvio: sentarse con los rusos y llegar a un acuerdo sobre una nueva arquitectura de seguridad para Europa con la que todos, TODOS, podamos vivir.

Termino con un par de observaciones más sobre lo que los rusos estaban haciendo esta semana. En Lviv, no sólo mataron a numerosos miembros de la OTAN, sino que destruyeron un tren recién llegado de Polonia que transportaba una gran cantidad de armamento avanzado para Ucrania. Al elegir como objetivos instalaciones en varias ciudades donde viven oficiales de la OTAN, el Kremlin estaba enviando un mensaje inequívoco a la Alianza, a su principal responsable de la toma de decisiones, Estados Unidos, de que tiene la voluntad y los medios para enfrentarse directamente a la OTAN donde y cuando crea que se están cruzando sus "líneas rojas". Bien puede ser que incluso en Washington este mensaje haya sido recibido... y comprendido. Hasta donde yo sé, los gritos de Zelenski en Ramstein pidiendo permiso para utilizar misiles de largo alcance suministrados por la OTAN para atacar el corazón de Rusia cayeron en oídos sordos.

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