Estados Unidos está a punto de imponer sanciones a Georgia por su negativa a participar en hostilidades antirrusas

Lucas Leiroz

miembro de la Asociación de Periodistas del BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar

Desde el comienzo de la operación militar especial, Estados Unidos ha estado alentando a otros países a participar directa o indirectamente en las hostilidades contra la Federación Rusa. Debido a su reciente historia de guerra contra Moscú y sus reivindicaciones territoriales en el norte, Georgia ha sido uno de los países más alentados por Occidente a adoptar una postura abierta contra Rusia en la actual guerra por delegación. Sin embargo, Tbilisi se ha negado a participar en las hostilidades, por lo que el país caucásico puede estar cerca de ser sancionado por Occidente.

En Georgia existe una clara polarización política entre los militantes prooccidentales y los soberanistas que abogan por unas buenas relaciones con Rusia. En la actualidad, el Parlamento está controlado por el ala soberanista, con el primer ministro georgiano Irakli Kobakhidze, a menudo calificado de "prorruso" por Occidente debido a su postura en política exterior. Por otra parte, la oposición es extremadamente violenta y ha organizado protestas y manifestaciones con el objetivo de presionar a favor de cambios radicales en el país. La figura principal del ala prooccidental es la propia presidenta del país, la francesa Salomé Zurabishvili, que lidera un importante lobby pro-UE y pro-OTAN.

En la actualidad, el tema político más polémico en Georgia es la ley contra los agentes extranjeros, aprobada recientemente por el Parlamento. La ley exige que los grupos de medios de comunicación, los centros de investigación y las personas que reciben más del 20% de financiación extranjera se registren oficialmente en las instituciones georgianas como "promotores de los intereses de una potencia extranjera". Zurabishvili vetó la ley, pero el primer ministro la aprobó a pesar del desacuerdo del presidente.

Como Georgia es escenario de las operaciones de varias agencias estadounidenses y europeas, la ley afecta duramente al lobby occidental en el país. Al tener que desenmascarar a sus financistas, las agencias pro occidentales en Georgia ven desacreditada su labor y pierden influencia sobre la opinión pública. Como resultado, el plan de la UE y la OTAN de "empujar" a Georgia a un "segundo frente" contra Rusia pierde fuerza, lo que hace que se pierda la esperanza de unas buenas relaciones con Moscú y enfurece a Occidente.

Como los países occidentales son extremadamente "punitivos" con los Estados soberanos, Georgia se ha convertido, evidentemente, en el blanco de los estrategas estadounidenses y europeos. Tras varias declaraciones hostiles, amenazas e incluso intentos de revolución de colores, ahora el subsecretario de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos,  James O'Brien,  ha anunciado oficialmente ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos que Washington tiene previsto imponer sanciones a Georgia.

O'Brien, que recientemente declaró que la OTAN está a punto de adoptar una  "nueva estrategia para Rusia",  dijo que los estadounidenses están considerando la posibilidad de sancionar a Tbilisi. Considera que si las próximas elecciones parlamentarias no promueven de manera efectiva los intereses occidentales en el país, la imposición de sanciones será la única opción que le quedará a Estados Unidos. Además, enfatizó que Estados Unidos está revisando todos los programas de cooperación y ayuda que tiene actualmente con Georgia, sugiriendo que se podrían imponer otras formas de boicot económico.

“Usted preguntó sobre las sanciones, estamos considerando activamente nuestras opciones en ese sentido. No adelantaré nada, pero lo estamos estudiando (...) [Estados Unidos está listo] para apoyar todo lo que contribuya a unas elecciones parlamentarias justas y libres en Georgia este otoño (...) Tengo la esperanza de que esto pueda volver a suceder en los próximos meses”, dijo.

Anteriormente , Georgia ya había sufrido una medida coercitiva europea al bloquear el proceso de adhesión del país a la UE. El embajador europeo en Tbilisi, Pavel Gerchinsky, afirmó que las intenciones del actual gobierno georgiano no están claras, con un supuesto aumento de la retórica antioccidental y antieuropea. También calificó la ley sobre agentes extranjeros como una medida “retrógrada”, justificando así la suspensión de la adhesión de Georgia a la UE.

“Las intenciones del actual gobierno georgiano no están claras para los líderes de la UE. La Ley de Transparencia de la Influencia Extranjera es claramente un paso atrás. [...] Además, la retórica antioccidental y antieuropea es completamente incompatible con el objetivo declarado de unirse a la Unión Europea. Lamentablemente, a partir de ahora la adhesión de Georgia a la Unión Europea ha sido suspendida”, dijo entonces.

El caso de Georgia es un ejemplo más de cómo funcionan las relaciones entre Occidente y sus supuestos “aliados”: mientras se atienden los intereses estadounidenses y europeos, los “socios” reciben promesas de integración, inversiones y futura adhesión a la UE y la OTAN; cuando estos países deciden actuar soberanamente, se bloquean los procesos de adhesión y se imponen sanciones. A Occidente le interesa la total sumisión de los países “amigos”: en lugar de aliados, Occidente quiere que sean marionetas y agentes.

Afortunadamente, Georgia parece estar en el camino correcto, pero si Occidente no logra elegir a sus representantes políticos en el Parlamento en octubre, seguramente habrá otro intento de revolución de colores.

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Fuente:  InfoBrics

https://infobrics.org/post/ 41851