La Luz de Magec, al amanecer en el Equinoccio de Otoño, proyectada en el interior del Templo Astronómico de Tara - por Julio Cuenca Sanabria

La Luz de Magec, al amanecer en el Equinoccio de Otoño, proyectada en  el interior del Templo Astronómico de Tara

Julio Cuenca Sanabria


 

Todavía a finales del Siglo XVI, los países europeos se manejaban con un calendario solar desfasado, era el Calendario Juliano, que había impuesto Julio César en el 46 a.C. 

JULIO CÉSAR

En el Calendario Juliano los solsticios y los equinoccios  se adelantaban once minutos  al año, provocando un atraso de un dia cada 128 años. 

BEDA EL VENERABLE

En el 725 , Beda el Venerable habia llegado a calcular  que el año Juliano  de 365, 25 dias, era más largo que el año solar, en once minutos y cuatro segundos, pero nada se hizo entonces por corregirlo  y con el tiempo el Calendario Juliano se fue desfasando cada vez mas, en relación con las estaciones. 

 

No se abordaría la reforma del calendario hasta finales del siglo XVI cuando el error acumulado era de 10 días con respecto a la fecha exacta de la llega de los equinoccios. Según cuenta la historia, el papa Gregorio XIII subió a la torre de Los Cuatro Vientos, en El Vaticano, donde un astrónomo papal le enseñó la imagen solar sobre la línea meridiano de bronce que recorría el piso de la Sala del Calendario, y el pontífice pudo ver que el Sol estaba diez días  más lejos de donde tendría que estar  para alcanzar  el equinoccio del 20-21 de marzo. Se dice que en ese momento decidió que el Calendario tenía que alinearse inexorablemente con el cielo.

TORRE DE LOS VIENTOS EN EL VATICANO, INTERIOR Y EXTERIOR

En cuestión de semanas el Papa Gregorio XIII encargó la redacción de un nuevo calendario, que fue revisado y ajustado por el matemático jesuita Christopher Clavius. En los años siguientes se instruyó a todos los países católicos  para que omitieran los diez dias adicionales. El Papa acordó que 1582 fuese el año de la transición del Calendario Juliano al Gregoriano y se escogió el mes de Octubre por contener la menor cantidad  de festividades religiosas. 

GREGORIO XIII Y SU CALENDARIO

En los países católicos, el nuevo calendario se aprobó de inmediato después de emitirse la bula Papal “Inter gravísimas” dictada por el Papa Gregorio XIII el 24 de febrero de 1582. Este documento reformó el calendario juliano y creó las bases de un nuevo calendario, llamado a partir de entonces “Calendario Gregoriano” que es ahora el que se usa ampliamente en todo el mundo.

 Pero no fue aceptado de forma inmediata en los países cristianos no católicos que menospreciaron el nuevo calendario, y no sería hasta 1700 cuando lo adoptaron los estados protestantes alemanes. La Inglaterra protestante era igualmente recelosa  en relación con los pronunciamientos de Roma, por lo que el nuevo calendario no sería aceptado hasta 1752, Voltaire se mofaría de los ingleses sentenciando que “ La chusma inglesa  preferiría  que su calendario  estuviera en desacuerdo  con el Sol  a estar de acuerdo con el Papa”.

VOLTAIRE

El nuevo calendario gregoriano, por el que nos regimos en la actualidad, tenía virtudes y defectos. No se adaptaba bien a los equinoccios y solsticios, pero si indicaba con más precisión el tiempo del año con respecto a las estaciones, por estar basado en el año tropical/solar, es decir el tiempo que tarda la tierra  en orbitar al Sol, perdido entre  dos equinoccios de primavera, de 365 días, 5 horas y 49 minutos, aproximadamente. 

Este calendario para volver a  estar en sintonía con el Sol, cada cuatro años , en el llamado año bisiesto, se añaden 24 horas  más,  conformando un año de 366 días. 

AÑO BISIESTO

Los antiguos canarios no tenían esos problemas porque disponían de un calendario  propio, elaborado a partir de las observaciones y cálculos que hacían desde  los observatorios astronómicos subterráneos, que fueron diseñados por los sacerdotes astrónomos, los faycanes, como los que hemos descubierto en Artevigua y Tara, construidos y orientados de tal manera  que aún hoy, con absoluta precisión, marcan la llegada de los equinoccios y solsticios al entrar, al amanecer,  los rayos de luz solar al  luz en el interior de esos templos observatorios astronómicos. 

 

TARA Foto: J.Cuenca
TARA Foto: J.Cuenca
TARA Foto: J.Cuenca

Los antiguos canarios contaban con dispositivos diseñados y orientados para que la luz  solar de determinados eventos astronómicos, como los equinoccios y solsticios, penetraran en el interior del templo y proyectan su luz por el suelo y paredes del recinto sagrado. Con estas originales construcciones subterráneas, podían controlar los cambios estacionales y así elaborar sus calendarios de máxima precisión. 

Julio Cuenca Sanabria

JULIO CUENCA