Domingo López Torres – por Pedro Fernández Arcila

El Ayuntamiento de Santa Cruz se ha olvidado del poeta y concejal de izquierdas Domingo López Torres. En febrero de 2012, los responsables políticos del Consistorio acordamos por unanimidad iniciar un expediente para otorgarle honores y distinciones a quien 75 años antes había ocupado uno de los asientos del Salón de Plenos del Ayuntamiento en representación del Frente Popular. A pesar de aquel compromiso solemne, no se ha hecho nada en estos casi tres años.

Domingo López Torres – por Pedro Fernández Arcila, concejal de Sí se puede en Santa Cruz de Tenerife *

El Ayuntamiento de Santa Cruz se ha olvidado del poeta y concejal de izquierdas Domingo López Torres. En febrero de 2012, los responsables políticos del Consistorio acordamos por unanimidad iniciar un expediente para otorgarle honores y distinciones a quien 75 años antes había ocupado uno de los asientos del Salón de Plenos del Ayuntamiento en representación del Frente Popular. A pesar de aquel compromiso solemne, no se ha hecho nada en estos casi tres años.

Y eso que desde aquel mes del 2012 los concejales de Sí se puede le hemos recordado al equipo de gobierno, en innumerables ocasiones, la promesa que habíamos adquirido con la figura de un hombre que debía ser un ejemplo para todos los que vivimos en esta bella ciudad. Domingo López Torres, tras el golpe militar del 36, fue encarcelado en la Prisión de Fyffes y, a los pocos meses, arrojado al mar por los asesinos de la Brigada del Amanecer. Tenía sólo 29 años. Perdimos a un magnífico poeta, un joven comprometido políticamente con su época, un artista que había participado de manera decidida en el movimiento surrealista, el fenómeno cultural que ha dado mayor proyección internacional a nuestra ciudad.

Todo ha sido en vano, su memoria no interesa a ninguno de los concejales que nos gobiernan, el acuerdo plenario fue para ellos un acto fingido y nadie con responsabilidades directas quiere rescatar a Domingo López Torres del olvido planificado por la dictadura franquista. Casi pareciera que ellos están de acuerdo en prorrogar este miserable olvido. Sólo bastaría con organizar un acto, leer uno de sus poemas y sentir, por un instante, que lo hemos rescatado del fondo del océano, restaurar su nombre y su memoria entregándole una calle, una plaza o erigiendo un monumento. Hablarle a lo mejor a la juventud chicharrera de que, hace ahora ochenta años, vivió un joven también comprometido con su ciudad, resuelto en transformar las realidades que comprometen la Libertad. Sería un acto de justicia, una batalla simbólica contra la intolerancia, contra la desmemoria interesada de tanto mandatario endémico de estas islas. Pero a cinco meses para terminar el mandato y visto lo visto, sólo sentimos que nos estamos quedando sin palabras para explicar la falta de entrañas de este gobierno nacionalista-socialista.

* Publicado con autorización del autor