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domingo, 22 de septiembre de 2024 09:55h.

¿Estado de derecho? - por S. Rodríguez



Otro artículo sobre la extraña sentencia del TSJC que rectifica su opinión sobre el asunto de las Torres del Canódromo, en Las Palmas de Gran Canaria

¿Estado de derecho? - por S. Rodríguez

 Hasta hace muy poco tiempo yo pensaba que eso de vivir en un estado de derecho era una suerte increíble que nos garantizaba, por encima de cualquier otra cosa, el derecho a recibir una justicia en el amplio sentido de la palabra. Pensaba igualmente que en un estado de derecho se velaba por que nada fuera ilegal, por que no se cumplieran abusos de ningún tipo, y se analizaban con lupa esos abusos que, desgraciadamente, tanto se cometían en el Régimen anterior por quienes ostentaban (e incluso detentaban) el poder. Pensaba, también hasta hace poco, que cualquier indicio de abuso de poder iba a ser investigado, y por supuesto castigado, con total seguridad. Me sentía feliz y tranquila por tener la suerte de vivir en un estado de derecho.

Hace unos días me entero de una noticia asombrosa, extraña y ¿por qué no? también preocupante: el mismo Tribunal que hace unos años declaró ilegal la construcción de las torres del Canódromo, el mismo, con los mismos argumentos y datos sobre la mesa, se desdice de su sentencia anterior y afirma que está todo O.K., que las torres son legales, el Plan legítimo, los políticos unos santos… y aquí paz y en el cielo gloria.

Pero la cosa va más allá. Hay un pequeño detalle que pasa inadvertido a políticos que celebran los vaivenes de jueces que hoy deciden lo contrario que decidieron ayer como una veleta al viento: una jueza se mantiene coherente con la sentencia anterior y sigue señalando desviación de poder, algo que, según (repito) creía yo hasta hace poco tiempo, debía de ser algo muy grave en un estado de derecho. Parece, para mi pesar (y creo que para el de otras muchas personas), que eso no significa nada, porque nada va a cambiar las cosas por el hecho de que los políticos hagan un uso indebido de su poder.

Tristemente los políticos de distinto color, esos que tanto denunciaban la política de abusos y desviaciones de poder del otro Régimen, no se pronuncian, no se enteran (o no se quieren dar por enterados) de las preocupantes declaraciones de la magistrada. Y lo que es aún peor, tampoco parece que, de la misma manera, los jueces nos van a defender de este tipo de abusos, que tan frecuentes eran (me vuelvo a repetir, lo sé) en el régimen anterior. Por lo que se ve, pueden seguir existiendo estos tipos de actos que políticos y justicia los seguirán permitiendo, tapando y ocultando, garantizando total impunidad a quienes los cometen.

En definitiva, qué gran desilusión ha sido que no vivo en el estado de derecho que yo creía, donde políticos, gobernantes o de la oposición, y jueces velarían y garantizarían que nadie pudiera hacer uso (mucho menos abuso) inapropiado de su poder.