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viernes, 27 de septiembre de 2024 00:14h.

La ciudadanía de Ibiza se resiste a abandonar la isla - Mireia Balasch

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Federico Aguilera Klink y Chema Tante recomiendan este texto

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La ciudadanía de Ibiza se resiste a abandonar la isla Mireia Balasch

EL SALTO

 

Centenares de personas están llamadas a acudir este viernes a la concentración contra la saturación turística.

La cola para subir al barco es larga. Los pasajeros se lo toman con paciencia. Saben que dentro de unas horas ya estarán en Mallorca. La oscuridad los mantiene casi en silencio. Delante, una pareja conversa animadamente. Ella le propone ir a pasar unos días a Ibiza y dormir en el bosque, en hamacas. Él no lo duda. Es abril y la añoranza del verano empieza a cargar sobre sus espaldas postadolescentes. Sonrío. Nunca he dormido en una hamaca cerca del mar en Baleares. Debe ser genial, aunque no demasiado legal. Más tarde, reflexiono: puede ser una experiencia preciosa, pero la fuerza que mueve a las personas a vivirla es la imposibilidad de alquilar una cama. El derecho a un cobijo se paga muy caro en la pitiusa mayor. El mercado expulsa a los que no son ricos. La avaricia ha roto el saco. El reloj biológico de la isla avanza en contra, pero, inesperadamente, la ciudadanía se ha unido para plantar cara a la sombra del turismo y el lujo.

En Ibiza y en el resto del archipiélago balear el amor por la tierra ha conseguido algo insólito en la historia de esta región: una plataforma común que defiende un modo de vida sostenible ambiental y socialmente. Los residentes de las cuatro islas se han solidarizado y llevan meses gritando: “Canviem el rumb!”. Es el “basta ya” que se ha ido cociendo durante décadas, la consigna final para salvar los restos del edén.

Este viernes, Día Mundial del Turismo, será clave para las personas que aman Ibiza. Desde el grupo ecologista GOB, la Plataforma Pensionista, el Sindicato de Inquilinas y Amics de la Terra, entre otras organizaciones, se ha organizado una manifestación que partirá de la Plaça de Pau de la ciudad a las 20h. Su lema es “Pongamos límites al turismo”. Los isleños sienten que están en un punto de no retorno y los nombres de personas conocidas que han abandonado su hogar en los últimos meses como consecuencia del encarecimiento de la vida se multiplican a un ritmo de vértigo.

Según un estudio que en 2023 hizo la universidad balear, el 43% de las personas que viven de alquiler en Ibiza dedican la mitad de su salario o más a pagarlo

Lo sabe demasiado bien Daniel Moyá, integrante del Sindicato de Inquilinas Ibiza, que dedica todas las horas que puede a parar desahucios, buscar alternativas habitacionales y pelear para que las administraciones escuchen al sindicato. “No puedo contar a cuántas asambleas asisto al año. Es una locura. Pero es necesario. Somos un grupo de apoyo mutuo y, a pesar de que la ley está a favor de los propietarios de las viviendas, que son una minoría, hemos frenado la expulsión de muchas personas de sus casas”.

Moyá asegura que las cifras respaldan sus actuaciones. “Según un estudio que en 2023 hizo la universidad balear, basándose en el censo de la isla, el 43% de las personas que viven de alquiler en Ibiza dedican la mitad de su salario o más a pagarlo. Un 41% le destina una tercera parte del sueldo”. El informe apunta al empobrecimiento como principal consecuencia.

Al igual que en Formentera, el metro cuadrado se cotiza al alza. “Alquilar una vivienda de una habitación está alrededor de los 1.000 euros mensuales y la compra de una casa de estas características, más de 150.000. Para una familia con hijos es imposible vivir con dignidad”, asegura el portavoz del Sindicato de Inquilinas. “Lo que sucede es que en un piso por el que piden 3.000 euros al mes entran tres o más familias. Comparten las zonas comunes y, básicamente, residen en un cuarto”. Para Moyá, habría que encontrar otras medidas.

“Los acuíferos se han salado por la extracción desmesurada del agua de los pozos”, declara Agnés Vidal, quien añade que “construir desaladoras no es la solución”

La lucha de los residentes, cuenta, va más allá del turismo de masas y el lujo. “Competimos, también, con las personas que buscan en Ibiza una segunda residencia y, claro, tenemos demasiados frentes”. A todo ello se le suman los miles de personas trabajadoras que viven en caravanas y chabolas. El portavoz recuerda que el 31 de julio las fuerzas de seguridad desalojaron la finca de Can Roba, en la que había decenas de barracas. “Muchas familias, por miedo a que les quiten a sus hijos, han decidido no acudir a los servicios sociales e instalarse en otra parte, empezar de cero. Al resto, les han pagado un billete para otra comunidad u otro país”, explica Moyá.

Además de la problemática de la vivienda y el miedo a la subida de precios de los alquileres, David Moyá destaca la imposibilidad de disfrutar de la isla. “No podemos ir a las playas que solíamos porque están masificadas y a otros espacios nos cuesta acceder porque los cierran para las personas VIP. Sabemos que la riqueza que genera este turismo de lujo se queda en empresas que, casi siempre, han venido de fuera con sus trabajadores. No tiene sentido. Se enfoca el ocio hacia el turismo y los residentes quedemos relegados a un segundo plano”.

Unión

En las raíces del movimiento “Canviem el rumb” están los colectivos ecologistas de las cuatro islas. En Ibiza, Agnès Vidal coordina el GOB. Asegura que “más que el número de personas que asistan a la manifestación, el hecho de que 130 entidades se hayan adherido al manifiesto es un éxito y un principio”. Para ella, el verano ha dejado mucho que desear, aunque han llegado menos turistas que en el anterior. “Pero vivimos estresados y al límite”. También manifiesta que “la realidad se comparte con el resto de islas, por esto ha sido posible una unión que nunca antes habíamos tenido”.

 

De hecho, el trabajo en red que se está llevando a cabo desde el mes de junio implica ya otras regiones españolas. Vidal comenta que “se está creando una comunidad formada por provincias bañadas por el Mediterráneo de España y Francia y las Canarias. Creemos en la necesidad de actuar a la una y pronto emprenderemos acciones comunes. Sin embargo, de momento, no podemos anunciar nada más”.

Gestión del agua

Para los ecologistas, el acceso al agua potable constituye el principal problema relacionado con el medio ambiente al que se enfrentan las personas que residen en Ibiza. “Los acuíferos se han salado por la extracción desmesurada del agua de los pozos”, declara Vidal, quien añade que “construir desaladoras no es la solución”. Estas infraestructuras, incide, necesitan una gran cantidad de energía para funcionar y “la red eléctrica de la isla ya está desbordada”.

Para el GOB, la única salida es el decrecimiento. “Hay sectores que rehúyen esta palabra pero ha dejado de ser una opción. Tenemos que reducir plazas y el número de visitantes. Los límites ambientales se han superado”.

Según la Encuesta de Actividad 2023 de la PIMEEF, el 35% de las personas participantes ofrecieron un lugar donde residir a algún trabajador, ya fuera propio o de alquiler, durante ese año

Uno de los problemas añadidos a la falta de agua potable es la proliferación de jets privados que aterrizan en el aeropuerto. “No solo contaminan la atmósfera, sino que suponen el ejemplo del tipo de visitantes que recibe, cada vez más, Ibiza. Porque las personas que vuelan en estas aeronaves después se alojan en grandes mansiones que consumen mucho, sobre todo, agua y electricidad”.

Cambio de modelo

Aunque la palabra saturación está en boca de la mayoría, hay sectores que no quieren oír hablar de ella. Desde la Pequeña y Mediana Empresa de Ibiza y Formentera (PIMEEF), su presidente, Alfonso Rojo, considera que se debe pensar en términos de nuevas maneras de hacer turismo y en puntas de mucha actividad entre julio y agosto. Asegura que “hace veinte o treinta años los turistas se alojaban en hoteles y se desplazaban en autocares y ahora muchos prefieren estar en pisos o casas y alquilan su propio vehículo”. La consecuencia del cambio de modelo al que apunta Rojo es la sensación de masificación, “ya que las carreteras están mucho más llenas de coches”. A pesar de todo, este argumento no se corresponde con el aumento del número de turistas que crece, no solo anualmente, sino también durante la temporada alta.

Según un informe de CC OO, una persona trabajadora necesita un mínimo de 2.470 euros al mes para vivir con tranquilidad en la pitiusa mayor

Para los pequeños empresarios, el principal dolor de cabeza pasa, también, por el acceso a la vivienda. Según la Encuesta de Actividad 2023 de la entidad, el 35% de las personas participantes ofrecieron un lugar donde residir a algún trabajador, ya fuera propio o de alquiler, durante ese año. Y la tendencia se mantiene. De hecho, para el presidente de PIMEEF “se ha erigido como el principal obstáculo al crecimiento de la contratación”.

Vivir con 2.470 euros

Ibiza es la segunda isla más cara del archipiélago por detrás de Formentera, como se desprende de la investigación Salario balear de referencia. Una aproximación insularizada, que Comisiones Obreras Baleares presentó en abril. Según este informe, una persona trabajadora necesita un mínimo de 2.470 euros al mes para vivir con tranquilidad en la pitiusa mayor. En cambio, en Menorca, le bastarían 1.750 euros, es decir, 600 euros menos al mes.

Para la secretaria general de CC OO Eivissa i Formentera, Consuelo López, las soluciones son a largo plazo e incluyen, entre otras cosas, construir viviendas de protección oficial. Sin embargo, opina que “la administración no está por la labor, ni en los temas más pequeños”.

López recuerda que el sindicato propuso “colocar una zona de duchas en los parques de caravanas para mejorar la higiene de las personas que viven allí” y les dijeron que no. “Se niegan a ejercer un control sobre este tema”, opina.

Como muchos ibicencos, conoce personas que viven en condiciones infrahumanas, en su caso, “un chico que duerme en el cubículo del transformador de la luz”. Pocas imágenes de decadencia pueden ilustrarlo mejor.

Ibiza, el paraíso de los hippies, pasa por un momento triste. La pobreza se cierne sobre las personas que aman la tierra que les vio nacer. El tiempo se acaba. Seguramente, es ahora o nunca.

* Gracias a Mireia Balasch y EL SALTO y a la colaboración de Federico Aguilera Klink

https://www.elsaltodiario.com/turismo/ciudadania-ibiza-resiste-abandonar-isla

 

MIREIA BALASCH
MIREIA BALASCH
EL SALTO
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