Este otoño, movilizaciones pensionistas - 1 octubre, día de las Personas Mayores

 

¡ESTE OTOÑO ADELANTE CON LAS MOVILIZACIONES DE PENSIONISTAS!

El 14 de diciembre de 1990, la ONU proclamó el 1 de octubre como Día Internacional de las Personas Mayores o Día Internacional de las Personas de Edad, para promover la protección y apoyo a las personas mayores. Este Día no es sólo un recordatorio simbólico, debe servirnos para reivindicar la legitimidad de los derechos de quienes nos hemos dedicado al trabajo y al desarrollo económico y social de nuestro país.

Sin embargo, en los últimos años nuestros derechos están siendo cuestionados. El capital financiero, que quiere hacer negocios para aumentar sus beneficios, consigue que los gobiernos legislen para defender sus intereses. Sufrimos campañas mediáticas que ponen en duda la sostenibilidad de los Sistemas Públicos de Pensiones y buscan convencer a la población de su inviabilidad, para sustituirlos por sistemas privados con los que ellos puedan hacer negocio. Además, intentan la culpabilización de la tercera edad, por los problemas económicos y sociales generados por políticas económicas y sociales que perpetúan la desigualdad y la injusticia, pretendiendo enfrentar a jóvenes y mayores. Por ello es importante fomentar la solidaridad intergeneracional y trabajar juntos para abordar las causas subyacentes de estos problemas, claramente imputables al sistema económico neoliberal.

Estas campañas van seguidas de reformas en las leyes y reglamentos, que nos quitan derechos y nos hace retroceder a situaciones anteriores a las conquistas de protección social para la vejez, conseguidas con las luchas históricas de la clase obrera. El argumento que utilizan es que el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida convierten estas conquistas sociales en algo negativo. Así, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, plantea que “las y los mayores, vivimos demasiado”. Por lo que proponen alargar la edad de jubilación y endurecer los requisitos para acceder a ella. Estas políticas están siendo hoy puestas en marcha por gobiernos de la Unión Europea y por gobiernos de su influencia.

En Argentina, las personas pensionistas luchan contra la pérdida de su poder adquisitivo ante una inflación galopante que los condena al hambre, mientras el gobierno de Milei usa estos recursos para pagar deuda externa y desarrolla una represión feroz contra quienes de forma valiente luchan contra estos recortes. En Francia, la lucha contra el aumento de la edad de jubilación, no ha podido parar los decretos de su despótico presidente Macron.

En España se han impuesto nuevas reformas con la complicidad de Gobierno, la patronal y dos sindicatos (CCOO y UGT), que abren la puerta a desviar parte de las cotizaciones a fondos privados en detrimento del Sistema Público de Pensiones en los Convenios Colectivos. Y mientras se promueve la privatización, el Gobierno se niega a efectuar la auditoría de los fondos de la Seguridad Social que demostraría que la supuesta insolvencia es solo una patraña justificativa de los intereses de los fondos de inversión.

Otro problema que no se reduce es que las mujeres pensionistas, en nuestro país, siguen sufriendo una discriminación estructural que se refleja en la alarmante brecha que se traduce en pensiones más bajas en condiciones de injusticia y pobreza. Las pensiones de las mujeres son 500€ de media más bajas que las de los hombres. Además de sus menores cuantías soportan el hecho de que el 82% de los casi tres millones de personas viudas son mujeres, que soportan que el ingreso familiar se desplome a menos de mitad a la muerte

 

de uno de los miembros. Se trata de una discriminación y violencia sobre las personas más débiles e indefensas que afecta a millones de mujeres que se invisibiliza para no aportar las soluciones económicas precisas.

La precariedad laboral que sufren hoy las nuevas generaciones tiene un impacto directo en sus futuras pensiones. Los contratos temporales, los bajos salarios y la falta de cotizaciones suficientes están configurando un futuro incierto para la juventud. Por eso, los jóvenes deben ser parte activa en esta lucha, exigiendo al gobierno políticas laborales que aseguren condiciones de trabajo dignas, que garanticen pensiones suficientes cuando llegue el momento de la jubilación y que se desarrollen inspecciones de trabajo serias ante el trabajo en negro, que penalicen al empresario y no al trabajador víctima de ser obligado por hambre a aceptar cualquier imposición.

Finalmente, en pleno verano se ha producido una nueva contrarreforma con un acuerdo que favorece la privatización de la sanidad pública, cediendo la aprobación de las bajas laborales y en su caso la revisión de las pensiones por incapacidad a las mutuas empresariales privadas. En esta misma reforma se flexibiliza la jubilación activa, de forma y manera, que institucionalizan la precariedad de las pensiones en España, para miles de trabajadores y trabajadoras ahora, y millones en el futuro, obligándoles a trabajar más allá de los 67 años, para ganar una escasa pensión. Condenan a la gran mayoría de los mayores a trabajar en lo que denominan miniempleo o “mini-job”.

Los derechos de las personas mayores deben ser respetadas con pensiones dignas, sanidad pública y de calidad, alojamientos suficientes que garanticen la dignidad y la salud de las personas mayores. Exigimos el reconocimiento social a lo aportado por toda una generación de hombres y mujeres, que sacaron al país del atraso económico, social, cultural y político. Los recortes deben ser revertidos, nuestras reivindicaciones deben ser escuchadas, la interlocución del gobierno con el colectivo pensionista debe ser con sus organizaciones, y se deben derogar todas las reformas regresivas aprobadas los últimos años.

Por todo ello, COESPE, junto con otros movimientos de pensionistas y sindicatos, ha convocado a movilizarse este otoño, tanto el 1 de octubre en acciones descentralizadas en todo el estado, como en una marcha sobre en Madrid el próximo 26 de octubre de 2024. Estas convocatorias son una nueva oportunidad para defender unas pensiones públicas dignas ante las amenazas constantes que sufre uno de los pilares fundamentales de nuestro estado del bienestar. Es imprescindible que nos hagamos escuchar para reclamar con fuerza unas pensiones justas, que aseguren una vida digna tanto a pensionistas actuales como futuros. Llamamos al conjunto de los movimientos sociales y sindicales de todo el mundo, a expresar la solidaridad con esta lucha y a expresar con movilizaciones conjuntas compartidas en defensa de las pensiones públicas, basadas en condiciones de trabajo dignas.

 

 

¡GOBIERNE QUIEN GOBIERNE LAS PENSIONES PÚBLICAS Y LOS DERECHOS SOCIALES SE DEFIENDEN!